Bernanke mantiene su mano apartada de posibles rescates

Bernanke mantiene su mano apartada de posibles rescates

Por Eoin Callan
Ben Bernanke debe haber disfrutado al menos un momento fugaz de paz contemplativa el pasado fin de semana en las montañas de Wyoming, donde los principales banqueros centrales del  mundo se reunieron para su retiro anual.

El presidente de la Fed ha dado pasos para restablecer la liquidez en los mercados de capital afectados de pánico y logró ganar tiempo siguiendo la muy manoseada guía de jugadas de sus predecesores y cooperando con sus colegas, muchos de los cuales se le unirían en el retiro de Jackson Hole.

Sin embargo, el momento definitorio de su periodo como presidente de la Fed está por venir, cuando calibre la respuesta del banco central a las apremiantes exigencias de la economía real y un sistema financiero en estado de “shock”.

El dilema al que se enfrenta ha tenido preocupado a los banqueros centrales durante 140 años, desde que el Banco de Inglaterra fue persuadido para que declarara que actuaría como prestador de último recurso, después que un banco de descuento de Londres se viniera abajo, y con ellos hiciera caer a sus propios clientes y a otros bancos comerciales.

Esa expansión en la misión de los banqueros centrales de incluir actuar como guardianes de un sólido sistema financiero, además de ser los ingenieros de la estabilidad macroeconómica, abrió una caja de Pandora de riesgo moral que un Alan Greenspan, el predecesor de Ben Bernanke en el banco central estadounidense aplicó cuando redujo las tasas agresivamente, después de las sacudidas en los mercados en los años 1987 y 1998.

Sin embargo, el actual  presidente Bernanke es más reticente de lo que fue Greenspan para rescatar inversionistas, e menos que lleguen a depender de eso. Aquellos expertos más apartados del drama de Wall Street también tienden a alegar que el recorte en la tasa de la Fed podría resultar prematura y que estimularía a los inversionistas a incurrir en un comportamiento de mayor riesgo.

Sin embargo, Bernanke está bajo la tremenda presión de los que están en el meollo de los mercados financieros para que reduzca las tasas de interés con el fin de atenuar la contracción del crédito y compensar las pérdidas en los activos vinculados a las riesgosas hipotecas subprima. “Una de las cosas que Bernanke con toda seguridad estará aprendiendo en estos momentos es cuánta presión pudiera generarse. Toda crisis la trae. La presión sobre ellos es abrumadora y decir `no´ es muy difícil”, admite Allan Meltzer, un historiador de la Fed.

Ciertamente, Ben Bernanke ha recibido llamados de ejecutivos principales de grandes bancos, según confirman figuras de la industria.

“La gente se te acerca y dice `Si tú no ayudas a este o aquel banco, va a haber una crisis enorme, y va a pasar a los libros de historia como tu crisis´”, dice un antiguo político.

La dependencia de los que trazan la política en la cooperación de los grandes bancos para alcanzar sus objetivos durante los buenos tiempos significa que se encuentran en un conflicto cuando esos mismos bancos chocan con tiempos difíciles, según Meltzer.

El ex asesor de los presidentes John F. Kennedy y Ronald Reagan trae a la memoria  a un secretario de Tesoro que prometió no rescatar los bancos de sus propios errores, pero después se disculpó porque se le hubieran doblado las piernas bajo tanta presión. 

Sin embargo, elogió el manejo de la crisis por parte de Bernanke y lo comparó de manera favorable con el antecesor de Greenspan, Paul Volcker. “Hasta ahora, lo ha hecho muy bien”, comentó.

Ha habido algunos elogios de los participantes del mercado por las medidas para generar confianza durante las dos últimas semanas. Pero también hay críticas a Bernanke, incluyendo que está fuera de contacto con los mercados y que leyó mal las señales de alerta en los sectores inmobiliario y subprima de EEUU.

David Rosenberg, jefe económico de Merrrill Lynch, ha advertido de manera consistente que el presidente de la Fed estaba demasiado optimista con la vivienda y desestimó los riesgos de que los problemas de las subprima se desbordarían, lo cual ya ocurrió.

Alega que el presidente pasó por una fase de “negación de la gravedad del derrame” potencial del vuelco inmobiliario, pero que posteriormente llegó a la fase de “aceptación” en semanas recientes de que estas fuerzas debilitarían la economía.

Un análisis de ocho declaraciones públicas claves emitidas por  Bernanke dan cierto apoyo a los argumentos de Rosenberg, sin embargo la mayoría de sus colegas pronosticadores dicen que forma parte de la naturaleza de su profesión equivocarse de tiempo en tiempo, y le otorgan al presidente las notas más altas.

Desde la perspectiva de los que están presentes en los salones de negociaciones, donde los corredores  combaten una ola de volatilidad e incertidumbre, ha habido momentos de duda sobre la sagacidad del presidente de 53 años.

 “Hace solo dos semanas la gente buscaba una señal de que la Fed comprendía, pero estaban captando todas las señales erróneas”, dice Bruce Lehman, jefe económico de JP Morgan. “Usted puede cuestionar si se demoraron unos cuantos días en darse cuenta de lo que estaba pasando y lo que había que hacer”.

Sin embargo, Ethan harris, jefe económico de Lehman Brothers, dice: “Los funcionarios de la Fed estaban más nerviosos de lo que dejaron entrever. No hay nada más dañino para los mercados que la Fed reconozca un problema pero que no ofrezca solución”

Existe un consenso generalizado de que lo que Bernanke hará a continuación es muy probable que lo defina a él y al camino de la economía global para los próximos años.

VERSIÓN AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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