La Sociedad Dominicana de Bibliófilos (SDB) pondrá en circulación el próximo jueves 11 de octubre, una nueva edición del libro Flor de Oro: (Anacaona, Reina de Jaragua), escrita en el 1860 por Francisco José Orellana, novelista, historiador, periodista y economista español.
El acto se llevará a cabo en Librería Cuesta, en la avenida 27 de Febrero, a partir de las 7 de la noche, con las palabras del presidente de los Bibliófilos, Dennis Simó y de su tesorero, el escritor Bernardo Vega, prologuista de esta nueva edición de la obra, y contará con la participación de directivos de miembros de esa organización, intelectuales e invitados especiales.
Esta nueva publicación de Flor de Oro constituye la número XXXVI de la Colección Bibliófilos 2000, consta de 326 páginas, editada en los talleres de la editora Búho, y puede ser adquirida en la sede de la Sociedad, ubicada en la calle Las Damas número 106, en la Ciudad Colonial.
Orellana se especializó en novelas históricas sobre personajes como Juana la Loca, Isabel I y Francisco de Quevedo, siendo su última novela en éste género Cristóbal Colón, una historia popular, en 1858, y dos años después seguida por una segunda parte Flor de Oro, (Anacaona Reina de Jaragua).
En la introducción a esta edición de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Bernardo Vega señala “que aún cuando esta obra se imprimió tanto en Barcelona como en La Habana, luce que ningún ejemplar llegó al país, pues la obra no es citada por ningún crítico dominicano”.
Esta novela que sigue de cerca la verdad histórica, está basada en los textos de los Cronistas de Indias, Cristóbal Colón, Bartolomé de las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Mártir de Angleria y otros.
Orellana no era un gran escritor, aunque sus novelas históricas gozaban de varias ediciones. La saga narrada en Flor de Oro se inicia en 1494, fundada ya la Isabela, pues los acontecimientos previos fueron narrados en Cristóbal Colón, constituyendo Flor de Oro una segunda parte de la primera obra. Termina en 1505 con la muerte del Almirante.
Narra las vicisitudes en la Isabela, la lucha contra indios en los fuertes de la Magdalena y Santo Tomás , la captura de Caonabo y Mayobanex y la matanza de Jaragua acaparan parte importante de la obra donde se citan y analizan también a indígenas como Guacanagarix, Anacaona, Bohechio, Guarionex, Higuamota, Guarién, Maniocatex, Ozema e Iguaniona, entre otros taínos.
También los conflictos políticos entre los Colón, Roldán y Nicolás de Ovando son tratados con detalles e imaginación. El autor nos conduce por el paso de los Hidalgos, la fundación de Santo Domingo de Guzmán y las aventuras de Colón por el Darién, Veragua, el sur de Cuba y Jamaica donde maravilló a los taínos con su predicción sobre un eclipse.
Los Bibliófilos poseen en su sede la Biblioteca Enrique Apolinar Henríquez, la única del país y una de las principales de la región especializada exclusivamente en temas dominicanos y caribeños, con más de 6,000 mil títulos.
Desde 1978, la biblioteca ha sido una importante fuente de consulta de investigadores, periodistas, escritores y académicos nacionales y extranjeros, y siempre ha operado en el segundo piso de la SDB, en la calle Las Damas número 106, en la Ciudad Colonial.
El consejo directivo de la Sociedad está integrado, además de su presidente Simó, por Edwin Espinal, vicepresidente; Bernardo Vega, tesorero; José Chez Checo, secretario y Sócrates Olivo, comisario de cuentas.
Son vocales Eleanor Grimaldi Silié, Juan de la Rosa, Antonio Morel, Juan Tomás Tavares K., Mariano Mella, Frank Moya Pons, Eugenio Pérez Montás, María Filomena González, Raymundo González, Jaime Read Ortega, José Alfredo Rizek.
Son sus ex presidentes son Enrique Apolinar Henríquez, Frank Moya Pons, Juan Tomás Tavares k., Bernardo Vega, José Chez Checo, Juan Daniel Balcácer y Mariano Mella.
La SDB fue creada en 1973 con carácter privado no lucrativa, con el objetivo de promover, preservar y divulgar la bibliografía y cultura dominicana. Actualmente es la institución cultural del país que más obras clásicas ha re-editado de la literatura criolla, incluso un gran porcentaje de ellas se había agotado.