La naturaleza ofrece variedad de plantas que no sólo son usadas como ingrediente o guarnición en la cocina de todo el mundo sino también como activos que se incluyen en los fármacos utilizados en muchas afecciones respiratorias.

El berro es una de éstas. Pertenece a la familia de las Crucíferas y crece en lugares húmedos, con varios tallos de unos tres decímetros de largo, hojas compuestas de hojuelas lanceoladas, y flores pequeñas y blancas.

Es nativo de Europa y se cultiva para consumirlo en ensaladas y como guarnición. Además, en la preparación de cremas y sopas. Sus semillas pueden utilizarse como condimento.

Su sabor fresco y picante lo hace agradable al paladar. Este vegetal tiene un elevado contenido de vitamina A, B2 y C. También están presentes el calcio y el ácido fólico. Por estos componentes, amén de los valores nutricionales, sus propiedades medicinales lo aconsejan como antiescorbútico y anticatarral. Su jugo mezclado con el del perejil es recomendable para aliviar la hemorroide.

Es una planta herbácea, perenne. Las hojas están compuestas de 5-7 hojitas ovales o redondas, siendo la última la más grande. Las flores son pequeñas, blancas, con cuatro pétalos. El fruto es seco, con muchas semillas de color amarillo-rojizo que germinan en pocos días. Crece espontáneamente a lo largo de los cursos de agua o también en aguas detenidas o con poca corriente.

Los persas lo consideraban un alimento ideal para los niños y los romanos un remedio esencial contra la caspa y la caída del pelo.