Betancourt trata de no recordar su cautiverio para no llorar

Betancourt trata de no recordar su cautiverio para no llorar

PARIS
AP.-
 Son las cosas más mundanas las que se le hacen más difíciles.  Para la ex rehén Ingrid Betancourt, las situaciones cotidianas que la gente suele ignorar —como oler un perfume francés o tomar una ducha caliente— son poderosos símbolos de su nueva libertad después de pasar seis años de cautiverio en la jungla en manos de rebeldes colombianos. 

En una entrevista con The Associated Press, Betancourt dijo ayer que ha llorado “mucho” desde que fue rescatada la semana pasada en una osada operación del ejército colombiano, pero que mentalmente se siente estable.  “Cuando pienso en cosas que no quiero recordar, es muy duro, y tengo a veces problemas para no llorar”, dijo Betancourt, y añadió que las lágrimas “saltan” a sus ojos a menudo.  Aún así, Betancourt describió sus primeras semanas de libertad como “una especie de como sensación de nirvana, como de paz”, y dijo que intenta no pensar mucho en sus años retenida por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia o FARC. 

Sentada en una cómoda silla de un lujoso hotel en París, en un entorno diametralmente diferente a los campamentos rebeldes en la selva colombiana, Betancourt señaló que todavía no está en condiciones como para revelar los detalles de su cautiverio pero describió lo que supone ajustarse a una vida normal.  “No estuve en contacto con agua caliente durante casi siete años, así que la primera ducha que tomé me produjo una rara sensación, porque me duele”, explicó la ciudadana colombo-francesa de 46 años.  Betancourt reseñó esa primera ducha como un “baño espiritual” para “deshacerme de todos los malos recuerdos de los que quería liberarme”.  “Pensé, ’bueno, estoy quemando todas las cosas que traje conmigo de la selva, quemando todos los bichos, todas las cosas que estuvieron conmigo”, dijo Betancourt.

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