BOGOTA (AFP).- La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt cumplirá el próximo miércoles tres años cautiva en las selvas de Colombia, sin que se vislumbre la posibilidad de un pacto humanitario entre el gobierno y la guerrilla de las FARC que permita su liberación y la de otros 62 secuestrados.

   Durante los actos de conmemoración del secuestro, líderes políticos de Colombia y parlamentarios de Europa y América Latina, así como familiares de rehenes clamaron por un acuerdo de intercambio de secuestrados por rebeldes presos, aunque se mostraron pesimistas.

   En entrevista con la AFP, Yolanda Pulecio, madre de la ex aspirante presidencial del Partido Verde Oxígeno, reconoció que es un mal momento para el pacto, pero dijo no perder la esperanza: «Me aferro a un milagro de Dios».

   Su hija, de 43 años, encabeza una lista de 63 secuestrados -59 colombianos, tres estadounidenses y un alemán- que serían liberados en el marco del pacto humanitario, el cual está estancado aunque el gobierno de Alvaro Uribe y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dicen estar dispuestos a negociar.

   «Yo no espero nada de Uribe, me parece un hombre insensible, pretencioso, que lo único que piensa es en su reelección, dominado por Estados Unidos y los paramilitares. Sé que las condiciones políticas no son buenas ahora», afirmó Pulecio.

   En dos años y medio de gobierno de Uribe -quien aspirará a un segundo mandato en las elecciones de mayo de 2006-, han surgido ofertas de lado y lado para negociar el pacto, pero con posiciones radicales que no han permitido avanzar.

   Peor aún, la negociación se complicó con la extradición el 31 de diciembre pasado del jefe guerrillero »Simón Trinidad», cuya permanencia en el país Uribe había condicionado a la entrega de los 63 rehenes antes de esa fecha.

   El secuestro de Betancourt ha sido objeto de enormes solidaridades e igualmente de controversias. En Europa, y en particular Francia cuya nacionalidad también ostenta Ingrid, la secuestrada ha sido declarada ciudadana de honor de 1.112 ciudades.

   «La solidaridad de Francia me anima para seguir. La diferencia, en relación con el gobierno de Uribe, es del cielo a la tierra», dijo Pulecio, tras recordar que en diciembre el presidente francés Jacques Chirac expresó su inquietud por la situación de su hija.

   Un retrato de Betancourt fue instalado en la fachada de la alcaldía de París el pasado jueves y este lunes el alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, ordenó hacer algo similar en la capital colombiana, en tanto que se celebran foros y se prepara una misa para el miércoles en la catedral capitalina.

   «El acuerdo está estancado porque Uribe no lo asume con prioridad, hace ofertas sabiendo que las FARC van a rechazar, y la actitud de la guerrilla es condenable porque el secuestro no debe ser usado como arma política», dijo a la AFP en Bogotá Sergio Coronado, representante de »los verdes» de Francia y de un grupo del Parlamento Europeo.

   Pero la situación de Betancourt también genera polémica. Familiares de rehenes de las FARC con fines extorsivos recordaron que no sólo ella está secuestrada.

   «Es deplorable y aberrante que el mundo, sobre todo Francia, levante la bandera por la liberación de Ingrid y no por los más de 5.000 secuestrados que hay en Colombia», declaró a la AFP Gustavo Muñoz, presidente de la Fundación Nueva Esperanza, que representa a los plagiados con fines extorsivos.

   Monseñor Héctor Fabio Henao, miembro de una comisión en favor del pacto, resumió a la AFP la posición de la Iglesia: «Eticamente lo que corresponde es que todos los secuestrados, no sólo los de carácter político, sean liberados de forma inmediata y sin condiciones».

   Betancourt fue secuestrada por las FARC el 23 de febrero de 2002 junto con su asesora Clara Rojas, cuando pretendían llegar por carretera a San Vicente del Caguán, en el sur del país, tres días después de la ruptura del proceso de paz entre ese grupo y el entonces gobierno de Andrés Pastrana.

   Desde entonces se han difundido dos videos como pruebas de supervivencia. Sin embargo, hace tres semanas el número dos de las FARC, Raúl Reyes, aseguró que ella goza de buena salud, aunque está afectada porque no se concreta el acuerdo humanitario, al igual que -añadió- el resto de rehenes que el grupo pretende canjear por unos 500 rebeldes presos.