Conversar con la joven atleta, Bethania de la Cruz, que dentro de poco será madre, fue un momento agradable y pude percibir lo madura que es a la hora de hablar de ella, de su futuro y de su carrera como voleibolista.

Totalmente transformada de que como luce en la cancha, donde sale su fiereza al atacar la bola, De la Cruz habla muy pausado, muy segura de si y sabe lo que quiere y para donde va.

“No me gusta que me comparen con nadie, me gusta tener mi propia personalidad y en eso trabajo”, dice con orgullo.

Apunta que el voleibol es su vida, vive de el y jamás pensó que eso sucedería.

Sus inicios. Bethania de la Cruz recuerda que un primo la llevó al Pabellón a entrenar voleibol y ella no tenía la más mínima idea que era eso.

 Con el paso de los días, le fue “cogiendo el gustico” y se quedó. Su primeros entrenadores fueron Rafael Pantaleón y Capellán por allá, en el 2002.

Señala que en los Juegos Panamericanos del 2003, siendo una atleta infantil, participó como “recoge bola” en el Pabellón y no pudo ver el juego de la medalla de oro porque la trasladaron para el voleibol de playa y no pudo presenciarlo.

Su primer viaje a Chicago. Recuerda que su primer viaje a una serie de fogueo en infantil en Chicago, Estados Unidos y vio muy poca acción, ya que era la jugadora número 14 del equipo.

Luego fue promovida a la Selección Juvenil y ahí las cosas comenzaron a cambiar para su bien. Se destacó en el ataque y se abrió paso.

Milagros, su favorita. De la Cruz expresa que se identificaba mucho con Milagros Cabral porque esta era la que más atacaba en el equipo.

“Con mis manos que son bien grandes, me dije que tenía que abrirme paso y que si otras podían, yo también”, expresa.

Como refuerzo. Afirma que  Puerto Rico fue fue el primer país que fue a reforzar con las Vaqueras de Bayamón y al año siguiente en el 2007 entonces fue a Japón y allí coincidió con Cindy Rondón. Su juego agresivo le gustó a los asiáticos.

El año pasado reforzó en Corea donde le “prendió fuego” a esa liga con sus potentes remates y tuvo como rival a su amiga, Milagros Cabral.

“Nos llevamos muy bien a pesar que éramos rivales en la cancha, la gente allá no entendía que habláramos como dos amigas”, abunda.

No se considera la mejor. Expone que no se considera la mejor, sino que ella sale a la cancha a dar lo mejor de ella para equipo.  Recalca que se lleva bien con sus compañeras y cada quien desea hacer lo mejor.

La recepción, punto débil. Sostiene que en las menores no le ponía atención a los ejercicios de recepción y ahora esta trabajando en ello porque sabe que es importante para triunfar.

Dice que su fuerza es natural en la cancha.

Zoom

Marte, un aliado

Bethania de la Cruz expone que Cristóbal Marte le ha ayudado  mucho en su carrera, a ella y a todas las atletas. “El es perfeccionista y eso es bueno porque hay que hacer las cosas bien”, opina. Dice que el embarazo es lo mejor que le ha pasado. “Estoy enfocada en mi hijo (será varón) y le dedicaré todo el tiempo”, narra. Proclama que no apresurará su entrada a la cancha, aunque sabe que el país tiene muchos compromisos este año. Enfatiza que el deporte es una carrera corta, pero su hijo quedará para siempre.