Bibi Netanyahu entre la espada y la pared

Bibi Netanyahu entre la espada y la pared

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Bibi, luce arrinconado entre la espada y la pared por la persistencia del presidente Barack Obama de solucionar la larga crisis de 61 años del Cercano Oriente con la fundación formal del Estado Palestino.

El 14 del presente mes, en el recinto de la Universidad Bar Ilan, suburbios de Tel Aviv, Bibi hizo una mueca de ceder en su cazurrismo de no aceptar un Estado Palestino, pronunciando un discurso que penduló entre el cómics y propagar el miedo, tan visceral en los israelíes y que aprovecharon el cenit de esa alienación síquica expandida a niveles tétricos por George Bush jr.

Bibi se decantó, previa aceptación del Estado Palestino por la total desmilitarización, que ni siquiera la Guardia Suiza del Papa es desmilitarizada, reconocer a Israel como Estado judío, cuando fue reconocido por las Naciones Unidas mediante la resolución 181 del 29-11-1948 como Estado de Israel.

Un Estado Palestino sin militares, sin disponer del control de su espacio aéreo, sin establecer relaciones con Irán o Hezbolá, sin la división de Jerusalén como capital de los dos estados, este Estado Palestino, oeste Estado Israel y la ley del Retorno de 4 mm de palestinos fuera de sus fronteras, esto último, lo único correcto porque retornarán al Estado Palestino.

El resto, Bibi y sus halcones, seguido por su ministro de exteriores, Aviador Lieberman, saben a perfección que esas exigencias son similares de crear una fábrica de zapatos para calzar escolopendras o criar perros para caparlos.

El presidente Obama ha sido contundente y reiterativo en  propiciar la fundación del Estado Palestino como la única alternativa de formalizar la paz en el Oriente Próximo, y ante esa filosofía del gobernante norteamericano, Bibi sabe que no puede intentar resucitar al monstruo Golem.

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