Biblioteca  Balaguer
lista para el público

Biblioteca  Balaguer<BR> lista para el público

Los más de 14 mil volúmenes que la componen son joyas, cantera de conocimientos de toda índole, siglos de historia de épocas y materias diversas. Para muchos dominicanos, sobre todo estudiosos del ayer, cronistas del pasado, podría ser representativa y útil  la rica colección de periódicos y revistas nacionales y extranjeros, desde 1963 al 2002.

Además de El Nacional, HOY, El Caribe, Listín Diario, La Nación, Patria, El Nuevo Día, El Tiempo, revistas ¡Ahora!, Renovación, Colección de Leyes, América Latina, Aulas, Anales de la Universidad de Santo Domingo, Hablan los Comunistas, Unión Cívica, The New York Times, The San Juan Star, anuarios y boletines, entre otros, se encuentra otra valiosa colección bajo el título de “Selecciones” en la que están encuadernados los trabajos periodísticos que pudieron interesar a su dueño, referentes a él, su política y sus gobiernos. También fueron separados los suplementos.

Se trata de la “Biblioteca Joaquín Balaguer” que desde 1989 comenzó a formarse con las obras propiedad del ex mandatario y las donaciones concluyeron años antes de su deceso. Los periódicos llegaron a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, la sede que escogió el Jefe de Estado como depositaria de este acervo,  después de su muerte, obsequiados por la “Fundación Joaquín Balaguer”.

El impresionante patrimonio,  organizado y clasificado según  modernos sistemas de la bibliotecología, está listo para su inauguración y puesto a disposición del público, tanto en físico como en la base da datos “Colección Joaquín Balaguer”, a la que se puede acceder vía Internet por la página Web de la UNPHU, informó la directora Carmen Iris Olivo.

Ahí está Balaguer. Bustos, retratos, afiches del caudillo adornan la confortable dependencia dividida en salas de estar, de descanso, Dominicana, General, Depósito y un área restringida.

En todas se siente la presencia del político con sus preferencias literarias, artísticas, familiares, políticas y quizá sentimentales y secretas pues dentro de muchos volúmenes se encontraron cartas, fotos dedicadas, algunas de mujeres, informes confidenciales, recortes de prensa con específicos señalamientos, invitaciones, condolencias, tarjetas de presentación, fichas con notas, líneas de agradecimiento, acuses de envío de libros o de peticiones, tanto a él como a Ema, su hermana

Un extraño reporte de Guarién Cabrera Ariza, por ejemplo, le felicita “por su brillante, oportuna y responsable decisión de ordenar la intercepción del avión comercial egipcio que transportaba a los criminales terroristas de la Organización para la Libertad Palestina, autores del asalto del barco italiano de pasajeros “Achille Lauro”.

Las diferentes dependencias lucen esculturas de José Martí, Juan Montalvo, un óleo de Cervantes. Se exhibe el que fue escritorio favorito de Balaguer, los mismos añejos pedestales y vidrieras en que reposaron sus libros y atlas inmensos, gigantescos volúmenes encuadernados en oro, plata, terciopelo, que le traían y dedicaban. Entre otras firmas aparecen las de Leonardo Matos Berrido, Julio Montero, Aney Muñoz, Mignon Coiscou, Pedro Morales Troncoso, Zoila Medina, Antonio Cuello, “Ivelisse”, Ramón Pina Acevedo, José Sobá, Guillermina de Puigsubirá, Gustavo Gómez Ceara, Samuel de Moya, “Gilberto”, Elba Franco Llenas, Amílcar Medina, Luis F. Thomén, Juan Sánchez Lamouth, Maritza Pappaterra, José Semorille, Eduardo Bogaert, José Miguel Soto y otros miles. Son inmensidad los ejemplares autografiados por autores criollos y de otras naciones.

Un recorrido por las obras de Joaquín Balaguer es como un largo paseo imaginario a través del mundo, una excursión hacia el ayer que muestra las glorias de las artes plásticas, el cine, los más brillantes juristas, poetas, historiadores, geólogos,  pintores, escultores, literatos, geólogos, religiosos, sabios, maestros de todas las  ciencias, genios, políticos, místicos, anacoretas, contempladores. Son libros raros por su antigüedad, tamaño, originalidad, diseño, primeras ediciones, incunables, únicos.

Tanto como conocer a quien los conservó una vida, es apreciar en ellos lo que han sido casi tres siglos de existencia. Algunos son tan añosos que se han considerado piezas de museo, por lo que llegarán al usuario digitalizados.

Rarezas dominicanas y extranjeras, quizá solamente presentes en este excepcional venero, se detallarán en otra entrega.

El ex gobernante donó los libros a la UNPHU movido por “el deseo de que fueran conservados por una institución respetable”, declaró. Manifestó que cualquier otro destino los habría expuesto “a la pérdida o no los habría puesto realmente al alcance de quienes pudieran aprovecharse de ellos”.

Sugirió  que su nombre fuera reservado exclusivamente para designar con él este acervo, “imitando el gesto de otros Presidente que han donado sus bibliotecas a centros universitarios de mucha reputación en el continente”.  Según Carmen Iris Olivo, ninguna universidad dominicana cuenta con una colección tan significativa en número y materias.

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