POR ÁNGELA PEÑA
Es tal su riqueza bibliográfica, la asombrosa modernidad de sus redes y accesos electrónicos, los archivos históricos tan originales como abundantes, la documentación única, el acervo abarcador de tantos siglos del acontecer de esta Isla en armonía con los recursos digitales y audiovisuales del presente, que la Biblioteca Central de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra no sólo es el centro demandado por investigadores, científicos, estudiantes, historiadores, maestros, sino por un público amante del conocimiento que la considera como el más especial, completo, innovador atractivo de la información de todas las épocas, y acuden a sus salas y acceden a sus servicios admirados de la facilidad con que pueden remontarse en los años para lograr el dato al instante, tan solo aplicando una herramienta de estos tiempos.
Es el equilibrio para la coexistencia de las tecnologías con lo impreso, a juicio de su directora, María Núñez de Taveras.
Pero además, aquel inmenso centro del saber ofrece a su comunidad y a sus usuarios externos las últimas novedades en toda las áreas que precisan estudiosos, profesores y futuros profesionales para el apoyo de las diferentes carreras, en una singular depuración de cuanto puede encontrarse navegando por los grandes portales de Internet para ahorrarles tiempo y responder con eficacia y prontitud a sus requerimientos de actualización y aprendizaje.
Porque, en realidad, lo más impresionante y al mismo tiempo útil y aprovechable de la Biblioteca de esta Academia son sus facilidades interactivas. Por eso casi todos la identifican como La Biblioteca Virtual. En sus holgados salones, unos nuevos y otros ampliados y restaurados, se observan cuantiosos ordenadores ocupados por estudiantes que al inscribirse reciben automáticamente un número de identificación, como a profesores en sus cubículos especiales frente a sus pantallas, inmersos en sus búsquedas cibernéticas.
Dulce María Núñez de Taveras, directora del Sistema de Bibliotecas de la Madre y Maestra, explica al respecto que la proliferación de información en la red dificulta separar lo importante y relevante y no permite discernir a los estudiantes e investigadores adecuadamente la confiabilidad de las fuentes de información, destacando la existencia de cantidad de sitios web, que, según informes, fueron visitados por alrededor de 300 millones de personas en el 2002.
Nuestro objetivo es que la Página Web del Sistema de Biblioteca se convierta en una interfaz de trabajo., simple y directo, que desde la misma se pueda acceder a recursos importantes depurados, sin necesidad de navegar por esa gran red, agregó.
SENDAS VIRTUALES
El recorrido por las instalaciones de la imponente Biblioteca Central deja la impresión de que sus fundadores la edificaron con el más estricto sentido de previsión de desarrollo futuro. Para adaptar la planta física a los requerimientos del mundo de hoy no se perjudicó ni estropeó la vieja estructura. Sin embargo, se ampliaron las salas de Referencia y de Investigación, se crearon otras para estudios en grupos, de Post Grado, Doctorado y Maestría. Las demás fueron acondicionadas con incomparable confort. En todas las áreas hay ordenadores.
Es la primera biblioteca universitaria privada de la República Dominicana, que abrió sus puertas hace cuarenta y tres años. Doña María explica que su infraestructura fue concebida y planificada de forma modular, lo que facilitó adecuar los espacios interiores para la integración de las tecnologías actuales.
Expresa que en 1996, bajo el lema Trazando una ruta para el Siglo XXI, la PUCMM se propuso desarrollar un proyecto dirigido a facilitar a la comunidad universitaria un Sistema de Bibliotecas integrado por tres unidades de información: Biblioteca Central, Biblioteca Rafael Herrera Cabral del Recinto Santo Tomás de Aquino y la Biblioteca de la extensión de Puerto Plata.
Más de medio millón de registros conforman su catálogo en línea. Posee las más valiosas colecciones de libros, revistas, primeros periódicos dominicanos, base de datos multidisciplinarios y especializados, CD-ROM, videos, mapas, enciclopedias, diccionarios, atlas, informes estadísticos, anuarios, almanaques, biografías, índices bibliográficos. Tiene acceso a las principales bibliotecas del mundo, cuenta con el servicio de Internet inalámbrico, Base de Datos de las Ciencias de la Salud, un portal de Dominicanos Destacados, entre otras particularidades.
En su Sala de Circulación, aunque hay obras de carácter general, priman las de Derecho, Medicina, Negocios, Mercadeo, Economía, Administración de Empresas, Ingenierías de Sistemas, Telemática Industrial y Civil. Otra es la Sala de Estudios Dominicanos, con libros de autores criollos o sobre asuntos nacionales, considerada como la más completa en asuntos del país, y que tiene, además de libros, folletos, revistas y periódicos, las tesis presentadas a la casa de estudios.
ARCHIVO DOCUMENTAL, HERBARIO
Las horas se agotan veloces impidiendo apreciar con detenimiento tanta novedad. María Núñez de Taveras y Leovigildo Rodríguez, subdirector, muestran estanterías, anaqueles, pulsan teclas en las computadoras, explican procedimientos para localizar obras por título, autor, temas, signatura topográfica. En cada unidad hay encargados y empleados diestros en el manejo de la informática y en asuntos de bibliotecología, archivo, documentación, que conversan con propiedad de su trabajo, porque en la Madre y Maestra el capital humano es el recurso más importante en la biblioteca del siglo XXI y la Ucamayma, a juicio de la directora, no ha escatimado esfuerzos para seleccionar personal calificado, nacional y extranjero.
El Archivo Histórico de la Biblioteca es único, con sus documentos, transcripciones mecanográficas de archivos españoles y el acervo de las colecciones Incháustegui, con más de tres mil legajos (22,603 paginas) recopilados por J. Marino Incháustegui Cabral en los Archivos Generales de Indias, Simanca, Madrid, Real Audiencia de Santo Domingo y Real Academia de la Historia. También la Colección Herrera, con más de nueve mil documentos compendiados por el historiador César Herrera, y la biblioteca y el archivo de monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, entre otras.
El Herbario Rafael M. Moscoso, fundado en 1973, y organizado por el botánico Richard Lowden, fue enriquecido con la donación de veinte mil 245 especimenes, muchos endémicos de la Flora Vascular de la isla de Santo Domingo y El Caribe, y un acervo bibliográfico selecto conformado principalmente por documentos donados por José de Jesús Jiménez Almonte, reconocido médico y taxidermista santiagués. Doña María reveló que el Herbario contiene 25 mil especímenes organizados en doscientas noventa y seis familias botánicas colectadas por investigadores dominicanos y extranjeros con una colección especializada de 947 volúmenes, 5478 revistas, 545 folletos, 2486 separatas y 35 catálogos sobre la flora dominicana, del Caribe y de otras latitudes.
En sus variados ambientes aireados, iluminados, algunos recientemente alfombrados, con toda su riqueza bibliográfica computarizada, equipada con salas para concentrarse en el más absoluto silencio o con extensiones especiales para que los grupos puedan comentar, intercambiar, consultar lo que tienen en sus ordenadores personales o comunes, o en los impresos, la Biblioteca Central de la Madre y Maestra es el paraíso del conocimiento, la información, puestos a disposición de los interesados con los métodos más modernos, auto servidos u ofrecidos por un personal tan amable como capaz.
Cuando visites una universidad, expresa doña María citando la opinión de un experto académico, cuéntame de su biblioteca y sabré de qué universidad estamos hablando.
La dirección electrónica es www.pucmm.edu.do.