Biblioteca Dr. José A. Silié Gatón

Biblioteca Dr. José A. Silié Gatón

JOSÉ A. SILIÉ RUIZ, FRSH
En el marco de la Feria del Libro, la Junta Central Electoral designó su biblioteca con el nombre del Dr. José A. Silié Gatón, nuestro padre, y en razón de esto, y con la avenencia de los amables lectores, hoy nos apartamos un poco de la medicina, para reconocer a todos los jueces de la honorable Junta Central Electoral. Citamos las palabras en dicho acto, de su presidente, el Dr. Julio César Castaños Guzmán: “En este homenaje, se hace justicia ha un ciudadano, que ha sabido ser prototipo de dignidad, de decoro, de una vida ejemplar y que en verdad honra a nuestra institución”.

Es preciso resaltar que no con frecuencia se tiene le dicha de ser parte de un acto como éste, y en tal virtud la familia Silié Ruiz y sus descendientes, me han conferido el honor de agradecer en nombre de todos nosotros, este acto tan hermoso donde se han reconocido los 43 años de labor en la “honorable,” como él la llama cuando se refiere a su Junta Central y digo su Junta porque le ha dedicado sus mejores años con el amor que él pone a todas sus acciones. Será la salud moral el más preciado tesoro que podemos legar a los jóvenes de hoy, no podía dejar de “conversar” con ustedes de salud.

Muchos de ustedes saben, porque lo han tratado, que es muy difícil el no quererlo o por lo menos no respetarlo, se da a querer, al parecer le enseñaron a amar desde temprana edad y con su hermosa sonrisa cautiva a todos los que trata y por eso que hoy habré de aludir a sus amigos para que ellos lo describan. El Dr. Mariano Lebrón Savinón, en un comentario de su obra Luz Celeste señala: “ Evoco un hogar donde florecían los afectos como los agavanzos en las florestas vírgenes, centrado por doña Cenobia y don Fermín- como arrancados de los austeros clanes bíblicos, y donde se formó José Silié, para quien escribir es cosa sólida y hablar de amores es un común en él – amar es la nostalgia de la presencia de Dios, de afectos, de bondades, de ética, su verdadero régimen de interés- de una gran rectitud en su proceder, es lo acuciante en la actividad de su vida profesional y docente”.

Permítanme ustedes valorar a este ser superior en tres vertientes, la primera la del maestro, profesor desde los 16 años de edad; han pasado muchas noches desde entonces, pero diríamos que es su mágico destino y siempre con la enseñanza convierte la palabra en luz orientadora, éstas que traen consuelo y amor vienen siempre del corazón y es otro de sus amigos el Lic. Sérvulo Natera Candelario, quien señala en el prólogo de la misma obra citada lo siguiente: “Don José Silié Gatón es un dominicano ilustre, padre amantísimo, dechado de virtudes, profesional que en el ejercicio acompaña sus acciones de las indisolubles fuentes de moralidad y bien, compañero de elevados criterios donde me he nutrido de capacidad, jovialidad eterna, de amor a su patria y de se gran amor a la juventud. Ese hombre que quizás no perdone lo que de él digo, es el Dr. José A Silié Gatón, maestro por mística de varias generaciones, profesional pulcro y de capacidad incalculable, que con su verbo limpio y claro da riendas sueltas a su acendrado amor hacia los demás, constituyéndose en fuente cristalina donde abrevar, nos nutrimos de su fuerza interior, acerada con las hondas fibras patrióticas y con el invariable amor hacia la familia.”

Hace unos años fue declarado “Profesor Meritísimo” de la UASD, y el aula 204 de la facultad de Ciencias Jurídicas lleva su nombre. Somos de la creencia que una de las razones de mayor peso para nombrar esta biblioteca con su nombre, ha sido que nadie en el país ha escrito más sobre ética, temas morales o sobre legislación electoral como él, con 23 obras publicadas sobre estos temas.

El servidor, desde temprana edad ha ejercido cargos en la Administración Pública, que van desde Juez de Corte de Apelación hasta Procurador, Consultor Jurídico de la extinta Secretaría de Estado de Justicia y de la misma Junta Central Electoral, en la que también ha sido Director del Registro Electoral y es actualmente Encargado de Relaciones Internacionales. Todos estos cargos asumidos y ejercidos con idoneidad, probidad y entereza.

En la tercera instancia y no por eso menos importante está el padre, dechado de virtudes y de buenos ejemplos para toda su familia y la sociedad, “la esposita”, nuestra madre, mis hermanos Celeste y Gustavo y nosotros, nunca hemos oído una palabra altisonante en su boca, y si de buenos ejemplos se trata, vamos a sólo citar uno que compete a esta institución electoral. Elecciones de mayo del 1978: nuestro padre fue condenado a muerte, pues lo señaló en un discurso público el Presidente perdedor, de haber sido él el culpable de su fracaso en las urnas, bien sabemos dónde terminaban los “enemigos” (por sólo cumplir con su deber), del régimen de los 12 años, no sin antes haber recibido mi padre en su casa un enviado con un maletín con un millón de pesos, para que él declarara nulas las elecciones de entonces, pero no, nuestro padre no se doblegó, se equivocaron de varón, éste no obtemperó, era de otro reino, pertenecía a otra grey, sin la corruptela ni las ambiciones propias de los hombre que sólo valen dinero.

Ese es nuestro padre, de una vida útil, laboriosa y honrada, que de este mundo actual tan materialista, él se distancia y se crece, y es feliz con su realidad, resabia de un pasado morigerado, ha vivido un vida digna que le permite, hoy recibir homenajes de esta dimensión, como el que se nombre un lugar de tanta trascendencia como una biblioteca en su nombre. Es su proceder, lo que aceptamos como la herencia más preciada que pueda recibir humano alguno; su gran obstinación, esa admirable voluntad para el bien y la moralidad, que siempre ha conciliado en su vida íntima y pública. Es de los que sueña con convenir las normas de la moral, con el indolente hombre materialista de hoy, en las primaveras del mundo.

Con la frente en alto, y con la orquestación armoniosa de sonidos, en un concierto de ángeles celestiales, donde a sus compañeros, a sus amigos, y a sus familiares, nos hace sentir a todos, y en particular a sus descendientes, más que orgullosos de tanta honorabilidad. Gracias del alma por esta distinción, a los hombres y mujeres que han hecho posible este reconocimiento en vida a nuestro padre, muchas gracias.

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