Con un cambio climático cada vez más agresivo, los gobiernos de todo el mundo apuestan a un uso generalizado de la bicicleta para cuidar el planeta. Pero en lo que al país concierne, muchos años antes de estos esfuerzos, ese medio de transporte ya era empleado por personas que poco a poco creaban conciencia con el ejemplo sobre su impacto en la salud física y emocional, la economía y contra la contaminación.
En Neiba, un empobrecido municipio de Baoruco alejado de la capital, César Ferreras, de 80 años, recorre a diario cinco kilómetros en una ruta hacia y desde su conuco en la comunidad de El Estero.
Esta actividad le permite observar de forma calmada el paisaje y el movimiento fortalece su sistema inmune. Amén de que siempre está de buen ánimo y no es coincidencia. Pedalear tiene efecto antidepresivo y aumenta la concentración.
Si no, preguntenle a Ángela Sánchez, una ciclista que de lunes a viernes recorre los seis kilómetros y medio que la separan de su trabajo.
“Sin duda llegó en la cúspide, activa, positiva, en buena onda, atenta. Mi resistencia en los ejercicios funcionales de la semana y en las rutas largas de los domingos mejoró de modo positivo y significativo”, responde.
¿Cuándo empezó el recorrido? contesta que en julio de 2018, motivada por su compañera de pedales Luisa Morey. Le hizo caso, tomó la mochila de su sobrino colocó el almuerzo, ropa y calzado de trabajo y ¡listo!
Sobre el temor a conductores imprudentes, afirma que el miedo lo dejó en la casa el día en el que decidó acudir a sus labores en esas dos ruedas, pero sí aclara que respeta las avenidas muy concurridas, sobre todo por el transporte público.
Siente lástima de choferes de vehículos de motor que piensan que los que van en bicicleta son un estorbo, sin detenerse a sopesar la ventaja para el ambiente, mente, cuerpo. El pavor que generan es tal, que esto retiene a muchas personas a abrazar esta sana rutina.
Sí, siempre, exclama Ángela al cuestionarle si recomendaría ese transporte, “y que lo disfrutes, que no sea una carga ni un trabajo más, si no que cada vez que te montas, goces cada pedaleada”.
Mundo sano. El coordinador de la Pastoral Medioambiental de la Iglesia Católica, Jovanny Krawinkel, sustenta q ue la bicicleta impulsa la movilidad sin combustibles fósiles, disminuye el impacto sobre el clima por los desechos tóxicos y el sonido que genera un motor.
“El ahorro drástico en el costo de adquirir una es mucho menor, reduce los metales, deteriora menos los caminos”, dice.
Considera que promover su uso requiere publicitar los beneficios para el ambiente y la salud, buscar alternativas económicas para la fácil adquisición, promover parqueos confiables, alquiler en zonas turísticas, incentivar la seguridad para los usuarios y promoverlo desde la niñez.
Defiende un plan en las escuelas para fomentar el respeto al ecosistema que incluya la bicicleta.
Define tímidos los esfuerzos del Estado y cree que si asume empujar esta actividad lograría más. Dar facilidades a los empleados públicos como asignar baños, seguir con ciclovías factibles y hacer reglas especiales, fomentar el cuidado a los ciclistas y que estos respeten la Ley de Tránsito, para evitar accidentes.
Krawinkel confía en que siga en aumento el ciclismo, en que la imprudencia de otros conductores no frene esta buena práctica.