El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este miércoles el despido de 40 expertos de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en inglés) contratados por su antecesor, Donald Trump, y que han sido acusados de favorecer a la industria de los combustibles fósiles por grupos ecologistas.
En un comunicado, el administrador de la EPA, Michael Regan, afirmó que los cambios «ayudarán a la agencia a recibir el mejor conocimiento científico» y reducirán la influencia de la industria de los combustibles fósiles en las regulaciones medioambientales.
Los 40 expertos trabajaban como asesores externos de esa agencia y formaban parte de dos comités que se dedicaron durante el Gobierno de Trump (2017-2021) a diseñar regulaciones relativas a la contaminación del aire y la fragmentación hidráulica o «fracking», entre otros temas.
La decisión recibió el beneplácito de grupos ecologistas, que previamente habían criticado con dureza las restricciones que Trump impuso a la contratación en la EPA de científicos independientes en favor de expertos favorables a los combustibles fósiles, una política que acabó en los tribunales.
El grupo hispano Poder Latinx respaldó la decisión de Regan para «volver a hacer de la ciencia una prioridad de la EPA», mientras que la Asociación Médica Nacional Hispana (NHMA, por sus siglas en inglés) recordó que los latinos de EE.UU. sufren de manera desproporcionada los efectos del cambio climático y urgió al Congreso a trabajar con Biden para resolver este asunto.
El presidente demócrata quiere que la ciencia ocupe un lugar central en las decisiones del Gobierno respecto a la pandemia y desea hacer de la crisis climática uno de los ejes centrales de su mandato.
Para ello, en su primer día en la Casa Blanca, anunció la vuelta de EE.UU. al Acuerdo climático de París, del que el país había salido por orden de Trump.
Además, Biden creó el puesto de enviado especial del Clima, para el que nombró al exsecretario de Estado John Kerry, y ha prometido que invertirá 1,7 billones de dólares en energías limpias y hará que Estados Unidos reduzca a cero sus emisiones de gases con efecto invernadero para 2050.