¡Bien por el FALPO!

<STRONG>¡Bien por el FALPO!</STRONG>

Leí en un periódico diario que la directiva del FALPO le comunicaba al país (estas son mis palabras) que desechaba el método de gomas quemadas dentro de sus luchas. Absorbido por el cúmulo de trabajo no pude conseguir la declaración oficial de la directiva del FALPO, pero no quiero dejar pasar la ocasión para afirmar: ¡Bien por el FALPO!

La República Dominicana vive un momento crucial. Aunque me califiquen de alarmista, pienso que si en los próximos años no logramos construir una Alternativa Política al desastre representado por la cúpula de los partidos tradicionales, capitaneados hoy por la corporación PLD, sus beneficiarios y su jefe máximo, Dr. Leonel Fernández, nuestra sociedad va a sumirse en una espiral de retroceso moral, desintegración social y pérdida de perspectivas, muy difícil de revertir.

Y para conseguir alcanzar la fuerza de pueblo necesaria para quebrar el espinazo a las cúpulas políticas y sociales responsables de este desastre social y moral, se requiere que los distintos segmentos que componen el verdadero pueblo dominicano, vayan alcanzando, en esa brega y lucha cotidiana en que hoy estamos involucrados, la confianza en su poder y la fuerza necesaria para alcanzar una nueva mayoría, no sólo que logre barrerlos en las elecciones, sino que esa misma mayoría garantice que la voluntad de cambio no se quede en simples promesas, sino que de paso, en un proceso, a una nueva independencia de la Nación Dominicana.

¿Y qué tiene esto que ver con la decisión del FALPO? Pues que sólo con métodos participativos y pacíficos, donde el punto de partida de cada lucha sea las necesidades sentidas de las gentes y la disposición de esas mismas gentes de luchar por alcanzarlas; sólo con esos métodos, es posible alcanzar la fuerza de pueblo para ir, poco a poco, quebrándole el espinazo a estas cúpulas insensibles, corruptas y corruptoras, que han venido dañando la esencia moral de nuestra sociedad, hasta un límite que nadie podía sospechar tan sólo diez o veinte años atrás.

Sólo la lucha pacífica, partiendo de la disposición y el nivel de conciencia de cada sector donde actuamos, puede ir despejando el camino de la recuperación de las inmensas capacidades potenciales de nuestro pueblo. Y un importante paso en esta dirección es la de renunciar a los métodos de “quemadera de gomas”, de los “encapuchados” (que casi siempre son agentes de la policía infiltrados en las luchas), de los “peajes”, que nada tienen que ver con la auténtica experiencia de lucha de nuestro pueblo.

Decir “!Bien por el FALPO!” es alentar lo mejor que hay en las inmensas reservas de nuestro pueblo. Y sin esas inmensas reservas no hay posibilidad de un futuro promisorio para nuestra sociedad.

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