Bien por el jeque de Qatar

Bien por el jeque de Qatar

El 23 del presente mes el jeque del emirato del Golfo Pérsico de Qatar, emir Hamad bin Jaliffa al Zani, ingresó a la Franja de Gaza desde Egipto, por la ciudad de Rafah, el único punto de contacto egipcio con la bloqueada área por el Estado de Israel.

El emir de Qatar marcaba así el precedente de constituirse en el primer jefe de Estado que visita la Franja de Gaza, inaugurando un proyecto habitacional que financió, y entregar US$400 millones, doble simbólica suma que la aportada reciente a Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que gobierna Cisjordania, por Estados Unidos.

El emirato de Qatar es un tradicional firme socio de Estados Unidos, y es posible deducir que en una estrategia política depurada y sutil, el presidente Barack Obama acuda a su mediación tras bastidores, con el propósito de concretizar la armonía con el líder palestino Ismail Haniyeh, que controla la Franja, sometida a un bloqueo criminal por el Estado de Israel desde 2007, condenando a graves penurias humanitarias a 1.5 millones de palestinos residentes en la Franja.

Con el cambio político advenido en Egipto luego de la deposición por la cúpula militar del dictador Hosni Mubarak, culpable número uno del aislamiento de la Franja de Gaza por su censurable postración ante Estados Unidos e Israel, el advenimiento al poder de los Hemanos Musulmanes y su líder Mohamed Mosri, las penurias de los palestinos en Gaza proyectan una luz en el largo y pesaroso túnel de la arbitrariedad israelí, condenada por la comunidad internacional.

La iniciativa del emir de Qatar deben reproducirla los señalados actores en el teatro del Cercano Oriente, atrayendo al consenso a Haniyeh, anular la mácula de terrorista  con que le etiquetaron Estados Unidos y la Unión Europea, sellar la unidad palestina y proclamar el Estado Palestino, sin lo que  nunca habrá paz en el Oriente Próximo.

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