Bien por la PN

Bien por la PN

La Policía Nacional dio una excelente respuesta al horror causado por el asesinato de la estudiante de Santiago Vanessa Ramírez Faña.

Investigó y apresó con rapidez a los supuestos autores de ese hecho que estremeció a la nación, y de manera particular a la comunidad de Santiago, que de inmediato convirtió su indignación en detonante para la expresión generalizada de un reclamo: que se haga justicia y se devuelva a los dominicanos el sosiego perdido por el auge de la delincuencia.

El informe de la investigación policial indica que los acusados admiten haber cometido los hechos. Su versión es coherente y coincide con los detalles recogidos desde un principio, incluso con la confirmación de que el móvil del asesinato fue robarle a Vanessa,  sobre todo el celular que portaba.

La vida de esta joven, arrancada brutalmente por malhechores, no tiene precio y no va a ser devuelta a la sociedad pero sus inconsolables progenitores, expresaron, al calor de la inmensa tragedia, su deseo de que esta muerte no sea en vano. Que mueva resortes y genere una renovada acción contra los crímenes.

La Policía merece un reconocimiento. Mostró el caso ante el país como resuelto de manera convincente. Un paso firme hacia la aplicación de justicia.

Luz a retazos

En esta isla pasamos por la etapa conocida como de la “España Boba”, la de la molicie y el abandono. Y ahora vivimos en el tiempo de la “Quisqueya Oscura”. Ayer se esperaba con desazón la llegada del “situado”. En el presente las penas disminuyen un poco y tratamos de salir a camino cuando llega un buque cargado de gas natural para reactivar la generadora AES-Andrés. Cada vez que sus reservas se agotan, los apagones vuelven por sus fueros y el sistema se torna  extremadamente deficitario.

Lo mismo ocurre con periodicidad con la Smith and Enron en Puerto Plata; o con la Cogentrix de San Pedro de Macorís o con las unidades de Ege-Haina.

El país pasa por el bochorno y los graves perjuicios de carecer de flujos regulares y suficientes de recursos financieros para que el suministro de electricidad sea pleno y de calidad.

Un problema asombroso en un Estado con ínfulas de modernidad que sin embargo no ha resuelto cuestiones elementales. En un país que sirvió de asiento a una Asamblea de la OEA para la que hubo que construir a costa de los contribuyentes una cara instalación, en la que sin embargo las sesiones de trabajo no pudieron escapar a las penosas fallas del suministro. Los apagones marcaron con sus huellas a la OEA.

El aprovechamiento de las nuevas tecnologías en esta era de la información y la informática primó en los debates, pero qué pronto despertamos después los dominicanos a la realidad de que en materia de energía todavía tenemos materias de Kindergarden pendientes.

Por la niñez

Las “peores formas de trabajo infantil” contra las cuales se mueven campañas  civilizadoras en muchas partes del mundo, incluyendo la República Dominicana, es un mal que debe ser reducido a su mínima expresión y hasta erradicado por completo.

En este esfuerzo a nivel local, encabezado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), prestan su concurso diecisiete entidades públicas y privadas.

El programa exhibe logros, como es haber rescatado en la playa de Boca Chica a 406 niños, niñas y adolescentes que eran explotados sexual y comercialmente en esa zona turística.

Mucho más acciones y vigilancias tendrán que seguir en pie. Además de crear conciencia a todos los niveles, deben vencerse las debilidades institucionales  que en este medio prohíjan una elevada deserción escolar y hasta insuficiencia de locales escolares, pues el Estado Dominicano es responsable todavía  de mantener una baja inversión en Educación, lo que hace que se carezca de instalaciones, buenos maestros y servicios de apoyo que retengan a un alumnado desvalido por precariedades hogareñas y expuesto, al deambular por calles, a la perniciosa gestión  de tratantes y explotadores.

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