Bienvenido Alvarez-Vega – Ay, ay, Presidente

Bienvenido Alvarez-Vega – Ay, ay, Presidente

El ciudadano Presidente de la República, Hipólito Mejía, vuelve sobre sus pasos y amenaza con adoptar su llamada “fórmula mía” para enfrentar la hasta ahora indetenible tendencia alcista del dólar frente al peso dominicano. “Yo no quisiera aplicar la fórmula mía, porque es muy drástica”, fue su respuesta a una pregunta periodística, de acuerdo a la reseña publicada el sábado por el vespertino El Nacional.

Uno pensaba que en una circunstancia como la que maneja el gobierno, de reiterados fracasos ante sus medidas y sus amenazas, el jefe del Estado respondería que su administración hace todos los esfuerzos necesarios para lograr la estabilidad de la moneda y que la mejor prueba de esta afirmación era su acuerdo reciente con el Fondo Monetario Internacional, su interés en renegociar la deuda externa con los países miembros del Club de Paris, así como los convenios de crédito que se están firmando con organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero el Presidente Mejía tiene su estilo y como el hombre es el estilo, él sigue con su discurso de amenazas y amedrentamientos, como si la política económica de un país pudiera dirigirse de ese modo y como si a él le hubiera resultado positivo atemorizar y meter miedo.

El jefe del Estado se pasó un buen tiempo diciendo que agarraría por el pichirrí a los empresarios que compran y venden dólares, pero nada pasó. La depreciación de la moneda continuó. Luego dio un paso mayor, más intenso, y habló, fuerte y duro como él suele hacerlo, de agarrar por el pescuezo a quienes hacen transacciones con dólares de los Estados Unidos de Norteamérica. Pero todo siguió empeorando. En uno y otro caso los dominicanos veían, impávidos y empobreciéndose, cómo el peso valía cada vez menos frente al dólar.

Las amenazas no figuran en los manuales que enseñan cómo diseñar y ejecutar las políticas cambiarias. La intimidación, los retos, los amagos, las conminaciones, las advertencias flamígeras, las bravatas y los cucos no son recursos propios de los regímenes democráticos, donde impera, por definición, la única dictadura aceptada por los ciudadanos, que es la dictadura de la ley.

La cuestión cambiaria no ha cedido ante estas intimidaciones presidenciales porque la depreciación del peso no es, como lo cree el jefe del Estado y algunos de sus seguidores más cercanos, de naturaleza esencialmente especulativa. En el Banco Central y en el secretario Técnico de la Presidencia saben, porque así lo han consignado en más de un estudio y en declaraciones públicas, que hay un grave asunto monetario que ellos llaman déficit cuasi fiscal que resume este dislocamiento que parece no encontrar fin.

Ahora bien, en un ambiente económico como el existente en el país es imposible evitar la especulación. Esta, sin embargo, no es, ni mucho menos, la causa primera de la tendencia alcista del dólar frente a la moneda dominicana.

Pero volvamos a las amenazas. El Presidente Mejía no podía ni puede renunciar a su estilo amenazante y al comenzar el mes de diciembre, específicamente el día 2, anunció al país, en pleno Palacio Nacional y ante banqueros y bancocambistas, la puesta en marcha de lo que algunos economistas han llamado, con mucho humor, “la macro economía de la macana”. El gobierno tomó el control del mercado de dólares y para hacerlo nombró al frente de su iniciativa a varios generales conocidos como militares de manos duras.

Las medidas de fuerzas no se hicieron esperar y cerraron varias casas de cambio, bajo el argumento de que operaban sin permiso de la Superintendencia de Bancos. No pudo ser más simbólico el primer acto de cierre: Los Minas. La soga siempre rompe por lo más delgado o, como dice el pueblo, el chiquito es el que se jod…Otra vez, el sistema no se equivoca. Luego anduvieron en lo mismo por la costa norte por Sosúa y pueblos cercanos.

Los resultados fueron los esperados. No se logró nada. Porque era otra medida equivocada. El gobierno incurría así, con terquedad digna de otros temas y cuestiones, en la persistencia en el error. El peso dominicano siguió depreciándose.

Debe observarse que “la macro economía de la macana” puso en una situación incómoda a los negociadores gubernamentales frente al Fondo Monetario Internacional, porque este organismo rechazó de plano la estatización del comercio de dólares. Otra vez, marcha atrás.

Como puede apreciarse, sorprende que el ciudadano Presidente de la República persista en las amenazas para conseguir que vuelva la estabilidad al mercado cambiario. No se ha aprendido nada de los errores reiterados, hecho que llama a la reflexión. Pero lo más importante es que el gobierno sigue manteniendo dos comprensiones de la crisis de la moneda: en el Palacio Nacional creen que todo se debe a una especulación que se resuelve con macana, pero en el Banco Central están conscientes de que la raiz del fenómeno está en el déficit cuasi fiscal.

¡Imagínese usted!

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