Bienvenido: un batey sumergido en el olvido

Bienvenido: un batey sumergido en el olvido

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Los moradores piensan que el Gobierno los abandonó; esperan por una mano amiga 

Desesperada por el incesante dolor en una de sus piernas carcomidas por la diabetes, que le impide trasladarse por el estrecho pasillo de su humilde casa construida sobre un antiguo barranco del Batey Bienvenido, en Manoguayabo, Irsa de Martínez, con lágrimas en los ojos y voz entrecortada, pide que le regalen una silla de rueda.

Con 64 años de edad y tres cirugías en diversas partes del cuerpo, una de ellas en el pie izquierdo debido a que padece “pie diabético”, impiden que Irsa camine con facilidad. A esto se le añade el sentimiento de rencor que guarda con algunos políticos, quienes le han prometido darle una silla para desplazarse con más seguridad y facilidad, pero no han cumplido.

“Todos los políticos que vienen aquí me dicen que me van a ayudar, tienen tres años ofreciéndome que me van a traer una silla de ruedas pequeña y no me la han traído todavía y yo la necesito para caminar. Ellos nada más prometen y no cumplen”, se quejó.

Su esposo, Emilio Martínez, alias “El Pelú”, de 66 años, también padece la misma enfermedad. Hace sólo algunas semanas le amputaron varios dedos de uno de los pies. Ahora no tiene dinero para comprar los medicamentos que calman el dolor, sin embargo, está esperanzado en que Dios les enviará una mano solidaria.

El Pelú como sus vecinos le llaman es uno de los fundadores del Batey Bienvenido, vive allí desde el año 1972 y conoce con detalle el origen de la comunidad. Pese al dolor en una de sus piernas, narró un poco de esa historia: “Antes esto era una zona agrícola de un señor llamado Bienvenido Castillo, por eso le llamaron así a este barrio”.

Dijo que en la época de Trujillo el terreno fue convertido en un ingenio donde se producía caña de azúcar. «‘El Jefe’ a través del Consejo Estatal del Azúcar (CEA) contrató a más de 60 mil obreros, la mayoría haitianos para trabajar en el corte de la caña. Después llegó el tiempo de Balaguer, de Antonio Guzmán, de Jorge Blanco, durante todo ese tiempo estaba funcionando bien el ingenio, pero cuando llegó ‘El León’, todo se arruinó».

Según Martínez, el expresidente de la República, Leonel Fernández, vendió todo el ingenio que era la fuente de trabajo del pueblo. «Por eso los trabajadores se quedaron sin empleo. El CEA prácticamente tiró a la calle a toda esa gente”.

Lamentó que algunas de esas personas que trabajaron en el ingenio ahora están detrás de una pensión; muchos ‘chiripeando’ y  algunos se han ido a trabajar al sector construcción en la capital.

Problemas que agobian. Los residentes del Batey Bienvenido en Manoguayabo, de Santo Domingo Oeste se quejan constantemente por el auge de la delincuencia y la falta de energía eléctrica. “Aquí nunca hay luz, los apagones son larguísimos y el calor matándonos”, dice Enrique.

Irsa Martínez habla de los delitos cometidos por algunos jóvenes en la barriada. “Ellos violan a uno, se ponen a fumar su droga en los callejones y después están mirando a quien van a tumbar”.

 “Uno no puede caminar bien a media noche. Ahí mismo, en la esquina del club matan a la gente, lo secuestran y le hacen de todo, ahí mismito”, dijo señalando la zona donde se cometen la mayor cantidad de atracos.

Información que su esposo corrobora sañalando que tiempos atrás en la comunidad se vivía con tranquilidad. “Desde el segundo gobierno del ‘León’, empezó el infierno y estamos todavía en el mismo infierno”.

Sostiene que aunque el actual mandatario, Danilo Medina, está trabajando bien, tiene un anillo que no sirve. «Un anillo podrido que es Leonel, por eso seguimos mal”.

Destacamento PN del Batey Bienvenido.

La Policía. Aunque los moradores de Bienvenido se quejan del alto índice de asaltos y atracos, oficiales del destacamento de la Policía Nacional del sector niegan que allí ocurran muchos delitos.

“Aquí no hay lo que había antes; nada de robo, atraco y muerte, hasta ahora está todo bien”, indicó el raso de turno, Máximo Gregorio Valenzuela, ya que el teniente encargado del destacamento no se encontraba allí.

Explicó que las mayores denuncias que reciben son de celos entre parejas y agresión doméstica.

Además, aseguró que hacen el servicio de patrullaje las 24 horas del día, monitoreando cada rincón del batey en una camioneta y un motor.

Sin embargo, el local policial carece de varios equipos como son baterías para el inversor, radios y teléfonos, por lo que se les dificulta en ocasiones cumplir su deber.

“Yo llamo desde mi celular, me comunico con el 911 y desde ahí me pasan a la central R8 y ésta reporta la fechoría”, detalló Valenzuela.

Reformatorio para jóvenes. El Batey Bienvenido cuenta con el Centro de Menores en Conflicto con la Ley. Este recinto modelo acoge a 50 adolescentes de entre 13 y 15 años acusados de diversos delitos contra la ley como son: rebeldía, robo, consumo de drogas y hasta homicidio.

Como forma de regenerar sus vidas, un equipo de maestros los alfabetiza, les da talleres, manualidades y pintura. Algunos han tomado pruebas nacionales y sus familias los pueden visitar de acuerdo al día y hora establecida.

“El objetivo es ayudarlos a prepararse para devolverle a la sociedad un joven más formado y con criterios de ética y valoración del trabajo”, señala Miguel Antonio Pascual, director del centro.

El pequeño Haití. Los residentes dominicanos le llaman “El Pequeño Haití” a una zona del Batey donde habitan sólo haitianos.

La pobreza es palpada en el rostro de cada nacional haitiano que escuchando música en creole trata de olvidar sus penas. Al caminar por sus calles cubiertas de piedras y polvo, se siente la mirada de desprecio de algunos que se asombran cuando algún dominicano o extranjero cruza por el sector.

El transporte común es el ‘motoconcho’ que sufre el deterioro de las calles, por esta razón los habitantes se quejan del problema.

“Di´que el presidente mandó arregla´ la calle, ello´ empezaron, pero el ingeniero se desapareció hace cinco mese´”, explicó Félix, de origen haitiano.

“Cuando llueve hay una acumulación de agua que se inunda toda la casa y la gente tiene que andar con el agua hasta aquí arriba”, apunta un amigo de Félix.

Aunque la mayoría de los moradores del Batey Bienvenido se sienten olvidados por las autoridades municipales y el Gobierno, no pierden las esperanzas de salir de la pobreza y luchar para hacer cambiar su triste realidad.

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