¡Bienvenidos a la Isabela!…

¡Bienvenidos a la Isabela!…

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
… donde el gran almirante Cristóbal Colón pisó tierra en América por primera vez y encontró al síndico trabajando, porque por alguna mágica razón esto es lo que sugiere el enorme letrero que hay en la carretera que llega a La Isabela desde el sur, casualmente por donde nadie puede venir si no es cruzando el río, porque la carretera se fue a pique con la última crecida y no ha habido submarino capaz de ir por ella.

Y no crean que el síndico de La Isabela es el único que ha pensado en que la propaganda es parte de su trabajo. Noooo, N E G A T I V O, ¡qué va a ser el único! Son todos los síndicos de este país que están en eso. A todos se les ha metido entre ceja y ceja que tienen que hacerse propaganda y decir todas las lindezas que se les ocurran sobre su gestión, publicar en grandes carteles y vallas que están transformando su municipio en el lugar ideal para vivir como parte de un proyecto planetario para mejorar la vida en el mundo.

Ya no hay entrada o salida de una ciudad o municipio donde le espere o le despida una valla del síndico local vanagloriándose del supuesto trabajo que está realizando. Y todos, absolutamente todos, con la vista puesta en ser gobernadores de la provincia, aspirantes a senadores y seguros presidentes de la República desde que se lo propongan.

Y naturalmente, para eso tendrán a su servicio algunos que funcionan además como «relacionadores públicos», quienes se presentan en cualquier acto público donde se esté utilizando un micrófono y amplificadores -aunque sea de la Iglesia de la Divina Pastora Descalza- llevando a leer un papelito donde señalan que el síndico está de acuerdo y apoya cualquier cosa que se esté diciendo en el acto.

Y dentro de poco se lanzarán los aspirantes a diputados, senadores, síndicos y regidores con sus respectivas vallas, a promoverse, a recordar que están trabajando (y cobrando, natural y principalmente). Y no habrá carretera libre de vallas, de todos precios y tamaños, señalando que los tales están trabajando, como si no hubiera sido para eso que la gente les votó.

Lo que ocurre es que como no lo hacen, por lo menos hay que decirlo, para que a la gente le quede en la cabeza, y así hasta el fin de los siglos.

«Se vende fosale»

Al principio yo creí que se trataba de algún remedio casero que estaba en venta. Algo así como un expectorante naturista para destupir las fosas nasales. Pero no, ocurre que una cantidad de gente por ahí, por La Isabela, cree que viene un proyecto turístico que comprará todo lo que hay y al precio que se pida, por lo que la gente está colocándole carteles de «se vende» a sus casas, predios, cercas, árboles y hasta los chivos andan con un se vende colgando.

Lo del «fosale» no es más que una pequeña alteración de la traducción del «se vende» al Inglés: «for sale», que tal parece ha sido aceptado ya por la Real Academia de la Lengua de La Isabela, porque aparece así en todos los letreros que se están colgando en la región. Cosa que lógicamente podría causar confusión entre los posibles compradores extranjeros de habla inglesa, ya que no entendería de qué va la película esa del «fosale». Pero que tampoco lo necesitarán, porque para eso ya tendrán una caterva de abogados representantes ofreciéndoles cien pesos por tarea a los supuestos propietarios… ¿tratando de engañarles? ¡Nooo, cómo va a ser! ¡Aplicando la «habilidad»!, como se dice por ahí. Y quien sabe si resultan más habilidosos los vendedores al comprobarse luego que no eran dueños de tierras, como está pasando en el Parque Nacional del Este.

Y todavía no es nada, esta fiesta del «fosale» acaba de empezar en La Isabela, pero pronto se oirá la música en muchos otros sitios… la música primero, los ayes después.

La carretera y el Bajabonico

Yo recuerdo haber pasado sobre el río Bajabonico sobre un puente que conectaba La Isabela con los pueblos de las faldas de la cordillera septentrional, principalmente Los Hidalgos, donde andaba de exploración de cuevas hace muchos años, viniendo de cruzar el río Unijica. Era la época en que se pensaba que el país era ecológicamente estático, y por lo tanto se podían tender puentes y carreteras sin temor a que desaparecieran.

Y miren como desapareció hasta la carretera. Ahí donde la ven es a lo más que llega antes de que se le imponga el río.

Recientemente los cambios ecológicos en todo el país han originado así mismo cambios en el relieve que no se van a detener por ahora. Estamos en época de cambios reales, no aquellos cambios preconizados por los políticos, aquellos que nunca llegan. Estos -los cambios reales- se aparecen cuando uno menos los espera, y cuando ocurren se notan, como se ve en la foto de esta convergencia entre la carretera La Isabela-Los Hidalgos y el río Bajabonico.

Sin embargo la gente no parece notarlos. O por lo menos, no se prepara para esos cambios. El río Bajabonico, por ejemplo, no se va a detener en su trabajo de erosionar esta parte del país. Y aquí vive gente, muy cerca de la carretera y del río, pero no están tomando medidas. Es más están pensando en vender para el desarrollo turístico. ¡Que San Ramón les saque con bien!

La arquitectura que les dije

¿Se acuerdan que les dije hace poco de la posibilidad de que nuestra arquitectura vernácula desapareciera? También les dije de la alternativa de que pudiera desarrollarse una arquitectura con nuevos materiales pero sin la pérdida del estilo vernáculo. Pues he aquí un ejemplo interesante de una arquitectura que, no obstante ser de una moderna construcción, no ha perdido el aspecto provinciano, conservando incluso líneas locales de construcción.

Esta casa está en El Copey, de Villa Vásquez, por la conocida Línea Noroeste, una región que además está cambiando ecológicamente, pues las lluvias que caen por la región desde hace unos dos años ha ido transformando la vegetación, antes extremadamente seca y ahora muy verde casi permanentemente.

Algunas lagunas consideradas como extintas han reaparecido, así como cursos de agua que se habían secado. Y naturalmente, viendo los cambios, la gente ha comenzado a regresar, pues habían emigrado debido a lo crudamente seca que se había vuelto la región.

Pues -hablando de arquitectura otra vez- es posible que en el nuevo impulso por recuperar la ocupación en la región se establezca entonces un estilo arquitectónico similar al de la casa que aparece en la foto. Nada mejor podría pasar.

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