Bienvenidos al mundo de los Campana

Bienvenidos al mundo de los Campana

SAO PAULO. –Nadie pensó antes en una poltrona fabricada con osos de peluche o con cientos de metros de cuerda entramada hasta que Humberto y Fernando irrumpieron en el diseño con su propuesta original y desafiante que grita al mundo “¡esto es Brasil!”.

Son los “designers” Hermanos Campana y éste es su universo de objetos impensados.
La luz inunda el taller de estos creadores mundialmente reconocidos en un céntrico barrio de Sao Paulo, ciudad enorme y caótica que los inspira tanto como otros paisajes brasileños.

Son dos galpones amplios donde una mañana de julio reciben a la AFP mientras una docena de artesanos, costureras, arquitectos y asistentes cosen trozos de cuero, cepillan piel de carnero, ajustan detalles de un mueble o digitan en un computador.
“Esto aquí es un laboratorio”, dice Humberto Campana, el mayor de los hermanos, de 63 años.

Sello personal. Un rasgo fundamental del trabajo de esta dupla es el uso de materiales y objetos que, arrancados de su función tradicional, son reutilizados para dar vida a muebles extravagantes, como una butaca de muñecas de trapo superpuestas, un sofá de cartón, una silla confeccionada con plástico para embalajes o una cama engullida por largas fibras naturales.

El de ellos es un “diseño de emergencia, espontáneo” que representa un “saber hacer” brasileño, dice el hermano más joven, Fernando, de 55 años.

Es un proceso de creación que imita “la improvisación de un lugar de abrigo, de cómo las personas construyen sus casas a partir de objetos encontrados en la calle”.
“Lo que el diseño brasileño puede entregar al mundo es la improvisación, pero bien hecha, donde trasladas el material de una función a otra y le confieres a eso un uso cotidiano efectivo”, profundiza Fernando.

Los hermanos Campana huyen de convenciones como que “todo tiene que ser de cierta manera, ergonómico, funcional, blanco o negro, rígido”, señala Humberto, refiriéndose a grandes escuelas de diseño como el italiano o escandinavo.

“Yo dije no, Brasil no es eso. Brasil tiene riqueza cultural, es un país muy grande, un país joven, es mucho más que líneas rectas; aquí las ciudades se rinden a la naturaleza”, sostiene.

El mullido sofá “Boa” que imita a una enorme y curvilínea serpiente o la silla de formas irregulares “Coral” como los arrecifes de la costa de Brasil expresan esa preponderancia de la naturaleza en el trabajo de estos hermanos.

Incómodos e inconformistas. Los Campana han exhibido sus piezas en todo el mundo, desde Sudáfrica a Japón, pasando por Alemania, México e Israel y éstas forman parte de las colecciones de grandes museos como el de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Centro Georges Pompidou de París o el Vitra Design alemán.
Juntos han incursionado en moda, diseño de interiores, arquitectura y paisajismo. Y venden sus muebles a través de las tiendas más exclusivas.

Ninguno de los dos tiene formación en diseño: Humberto estudió Derecho y Fernando, Arquitectura, pero se unieron a fines de 1983 cuando el primero ya había dejado las leyes para fabricar pequeños objetos.

1993 marcó un hito en su carrera: 500 metros de cuerda roja estaban olvidados en un rollo debajo de una mesa, hasta que pensaron que eso podría transformarse en una silla.
El resultado es una silla de líneas curvas, de formas caóticas, pero orgánicas, tal como ellos quieren representar a Brasil.

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