Aprendizaje y diversión para todo público. Ubicado en la Plaza de la Cultura, este Museo cuenta con siete salas en donde niños y adultos pueden disfrutar de una aventura memorable
Llegan los días de vacaciones escolares y con esto se inicia la búsqueda de lugares que permitan que los niños puedan divertirse y aprender algo nuevo, pero que, asimismo, los padres también puedan pasar un rato agradable. Es ahí donde entra el Museo Nacional de Historia Natural “Profesor Eugenio de Jesús Marcano”, un lugar que ha logrado reinventarse no solo para atraer a los niños sino también a los adultos.
Ubicado en la Plaza de la Cultura, este Museo cuenta con siete salas: Sala de los Gigantes Marinos, Sala de la Tierra, Sala de Biogeografía, Sala Historia de la Vida, Sala de Ecología, Sala de las Aves y Sala del Universo, esta última permanece cerrada por motivo de la pandemia, ya que es espacio pequeño y cerrado. Es allí donde también se encuentra el Planetario.
Desde la entrada al Museo lo primero que podemos notar es un amplio cartel con las medidas protocolares entre las que es bueno destacar que solo se permite un máximo de 50 personas dentro de las instalaciones y el uso obligatorio de la mascarilla. En cada sala el límite es de 10 personas.
Luego de pagar la entrada, un precio sumamente económico RD$50 adultos y RD$25 niños, iniciamos el recorrido.
En el primer piso del Museo de inmediato nos encontramos con dos grandes esqueletos de ballenas, uno de la ballena jorobada y otro de la ballena Sei, los cuales nos dan la bienvenida a la Sala de los Gigantes Marinos. En ella también podemos ver exhibiciones de delfines, cachalote, el gran tiburón ballena y la exhibición más reciente: el esqueleto del manatí Tamaury. Sí, ese mismo que durante 12 años estuvo en el Acuario Nacional y que en 2003 fue la mascota de los Juego Panamericanos celebrados en el país.
“Tamaury nos hizo reflexionar sobre la biodiversidad y su conservación.
Esta exhibición solemne de su esqueleto la hacemos para mantener viva su historia y reiterar nuestro fuerte compromiso con la conservación de los mamíferos marinos”, comentó Celeste Mir, directora general del Museo de Historia Natural.
En el segundo nivel nos encontramos con una exhibición que de seguro a los más adultos les traerá muchos recuerdos. Hablamos del chimpancé Buche, el cual estuvo enjaulado en el antiguo Parque Zoológico de la ciudad de Santo Domingo.
Tras su muerte, el Museo rescató el cadáver abandonado y preparó su piel para conservarlo en el tiempo. Buche fue tan famoso que hasta se le dedicó una canción que formó parte del disco “Internacional” de la orquesta del merenguero Wilfrido Vargas en 1979, el tema fue grabado por Sandy Reyes.
En este mismo piso también está la Sala de la Tierra. Un gigantesco globo terráqueo con simulación del día y la noche constituye uno de los principales atractivos para los niños. Los temas principales de las ciencias de la Tierra son abordados por la museografía de esta sala: su origen, composición y estructura, el dinamismo de la tectónica de placas, el ciclo de las rocas, los volcanes y sismos, la erosión, estratigrafía, estructuras y el paisaje. Además de una muestra de rocas y minerales.
Al lado de la Sala de la Tierra, está la Sala Historia de la Vida, la más reciente. Esta incluye documentales y animaciones digitales, esqueletos originales y réplicas de fósiles de dinosaurios, murales y maquetas.
En el tercer piso nos encontramos con la Sala de Ecología, en la que aún continúan los tradicionales dioramas con los que el Museo abrió sus puertas al público en 1982. Estos dioramas han sido remozados y enriquecidos para satisfacción de los visitantes.
También se encuentra una interesante exhibición temporal llamada “Seis patas en acción”, en donde toda la familia podrá aprender bastante sobre los insectos y tomarse fotos en los diversos estands que ha diseñado el equipo de museografía del Museo.
En el cuarto nivel están las dos últimas salas, la de las Aves y la de Biogeografía. En esta última gran asombro causa ver el gigantesco Oso Grizzly de las zonas templadas de Norteamérica y Eurasia, el Oso Negro de Norteamérica, el Perezoso de Tres Dedos de América del Sur y Central, el León Africano, el Pingüino del hemisferio sur, el Leopardo Africano, el Búfalo Asiático y otros magníficos ejemplares conservados en taxidermia de manera muy realista.
La foto del visitante junto al Oso Grizzly se ha convertido en uno de sus recuerdos más preciados de la visita al Museo.
Allí también está la renovada Área Infantil Barrancolí, en la cual se conjugan a la perfección el aprendizaje y la diversión, con juegos sensoriales y de conocimientos, que hasta al más adulto motiva a jugar.
Otra diversión para los niños es que el Museo también cuenta con varios módulos interactivos que le permiten de manera divertida ampliar sus conocimientos en diversas áreas.
En el último nivel del edificio se encuentra la cafetería Cosmos y varios telescopios que se utilizan en las Observaciones Astronómicas, las cuales por motivo de la pandemia también se encuentran paralizadas.
LA CITA
El Museo cuenta además con su tienda Natura, en donde podrán encontrar diversos artículos, tales como: camisetas, tazas, llaveros, bolsos, botellas reusables, cuentos, entre otros artículos.
El horario de visita es de martes a domingo, de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. Cierre de boletería a las 4:00 de la tarde.
Días feriados de 9:00 de la mañana a 4:00 de la tarde. Cierre de boletería a las 3:00 de la tarde.
Síganlos en las redes como @MuseoNaturalRD.