Biocombustibles causan incremento del precio de las cervezas en Alemania

Biocombustibles causan incremento del precio de las cervezas en Alemania

AYING, Alemania (AP) — Al igual que muchos alemanes, el cervecero Helmut Erdmann está a favor de la lucha contra el calentamiento global, siempre y cuando no aumente el precio de su producto.

Y eso es precisamente lo que le está pasando a Erdmann como también a otros cerveceros alemanes, ahora que los agricultores están dejando de plantar la cebada para dedicarse a otros cultivos, subsidiados, para su uso como biocombustibles.

«Los precios de la cerveza son una cuestión emocional en Alemania, la gente espera que sea tan barata como otros productos de la canasta básica, como el huevo, el pan y la leche», dijo Erdmann, director de la empresa familiar Ayinger en Aying, una población entre las colina bávaras y sus espesos bosques, con los Alpes en el horizonte. «Con el actual incremento en los precios de la cebada ya no podremos evitar un incremento en el costo de nuestra cerveza», dijo Erdmann, mientras probaba una muestra de su cerveza, tomada del alambique de fermentación.

En los últimos dos años, el precio de la cebada se ha duplicado a 271 dólares por tonelada, mientras los granjeros plantan más cosechas como la canola y el maíz, para convertirlos en etanol o biodiesel, un combustible producido con aceite vegetal.

En consecuencia el precio del principal componente de la cerveza, la malta, cebada en germinación, ha subido más del 40% a 522 dólares por toneladas en apenas dos años, de acuerdo con la Asociación de Cerveceros de Baviera.

Para los bebedores de cerveza alemanes éstas son malas noticias: su amada bebida, llamada «pan líquido» por ser parte de la dieta diaria de muchos, está subiendo de precio. Aunque algunas cervecerías ya han subido los precios, muchas otras lo harán posteriormente, dijeron los productores.

Los comentarios sobre incrementos de precios no han pasado inadvertidos para los consumidores. Sentado ante una mesa de madera bajo los nogales del Prater, una taberna al aire libre en Berlín, Volker Glutsch, de 37 años, se queja amargamente.

«Es un ultraje el que la cerveza suba más precio», dijo Glutsch, tomándose una cerveza de medio litro durante el almuerzo. «Pero no hay nada que podamos hacer, excepto tomar menos, y eso nunca va a pasar».

La reducida cosecha de cebada del año pasado en Alemania y naciones exportadoras como Francia, Australia y Canadá ha complicado el problema. El alza de precios ha afectado a las cerveceras, muchas de ellas firmas pequeñas, de propiedad familiar, que apenas la pueden costear.

La cervecera Ayinger, que tiene 65 empleados y ha sido de propiedad familiar desde su fundación en 1878, produce 7,5 millones de litros (1,98 millones de galones) de cerveza cada año y compra la mayor parte de sus ingredientes de los granjeros de la localidad. Eventualmente, dicen Erdmann y otros cerveceros, serán los consumidores los que tendrán que cubrir el alza en los costos de la materia prima.

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