Biofortificación, un proyecto para disminuir la desnutrición

Biofortificación, un proyecto para disminuir la desnutrición

El desciframiento del genoma vegetal está abriendo la posibilidad de transformar algunos productos del agro en una fuente de medicamentos que pueden ayudar a resolver el problema de la desnutrición en países pobres de África, Asia y Latinoamérica. El primer producto modificado genéticamente fue el arroz. Ingo Potrykus, un científico suizo en colaboración con el alemán Peter Beyer inventó el Arroz Dorado (golden rice), al cual le “inyectaron” en su embrión betacaroteno y otros carotenos que son propulsores de la vitamina A. Este betacaroteno es lo que le proporciona el color dorado y fue lo que dio origen a su nombre.

A juicio de estos ingenieros genéticos, el arroz tradicional es pobre en vitamina A y ésta es una de las principales causas de la desnutrición mundial, además, esta carencia en la dieta produce ceguera y una mayor susceptibilidad a las infecciones debido al mal funcionamiento del sistema inmunológico.

Ahora, este estudio de laboratorio lo han extrapolado a los códigos genéticos del maíz, frijol, trigo, yuca y batata. En este nuevo invento trabajan científicos procedentes de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, coordinado por el genetista Joe Tohmy, del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con sede en Colombia.

El concepto general de este ambicioso proyecto es denominado Biofortificación, dentro del cual figura el Harvest Plus, en donde Joe Tohmy funge como científico principal.

Lo que se pretende con estos rubros es incrementar el nivel de hierro y zinc, oligoelementos claves para reducir la mal nutrición y anemia en niños y mujeres embarazadas en regiones pobres de África, Asia y Latinoamérica. Con el consumo de estos alimentos transgénicos, los científicos esperan además, que las personas no tengan que tomar suplementos vitamínicos adicionales.

En el proyecto Harvest Plus, además trabajan ocho centros internacionales, universidades de Estados Unidos, Europa y programas nacionales en América Latina y África. De este invento ser exitoso, República Dominicana será uno de los países beneficiados, por su vinculación con las entidades que trabajan en él. No obstante, para la aplicación de la biotecnología en el país se hace inminente el establecimiento de marcos reguladores necesarios y así poder aprovechar las aplicaciones que ya están disponibles.

Según Tohmy, el programa Harvest Plus, arrancó hace dos años y para los próximos cuatro ya se logró una financiación de 46 millones de dólares por parte de la fundación Bill Gates, el gobierno de los Estados Unidos, la Unión Europea, el Banco Mundial y otras entidades. Este programa se está llevando a cabo en varios países del mundo, en coordinación con Colombia y Washington.

Tohmy y Potrykus fueron parte de los oradores invitados al “V Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Biotecnología Agrícola”, que se llevó a cabo la semana pasada, en Boca Chica.

De acuerdo a Tohmy, en el año 2000 casi al tiempo que se descifró el genoma humano, se inició la secuenciación de dos genomas vegetales: uno de una planta modelo relevante para la parte agrícola que se llama Arabiodopsis y por último el arroz, dando como resultado el Arroz Dorado.

Varias muestras de Arroz Dorado están siendo estudiadas por el Instituto Internacional del Arroz (IRRI), uno de los centros de investigación más importantes del mundo que se encuentra en Filipinas.

[b]Críticas al arroz dorado[/b]

Según los cálculos de Potrykus, el Arroz Dorado contiene 1.6-2 miligramos de vitamina A y un niño que se alimente exclusivamente con este cereal debería ingerir unos 2 kg (4,4 lb.) al día.

Una de las críticas a este invento es que para que se aporte al organismo la cantidad necesaria de vitamina A se tiene que consumir más arroz. Otra crítica es que las poblaciones de los países en desarrollo no se alimentan exclusivamente con este cereal.

Potrykus rechaza estos argumentos y afirma que “no es cierto que sea necesario comer varios kilos al día de arroz dorado”, y señaló, por el contrario, que el arroz “no tendría sentido” si no se consiguieran efectos positivos con las cantidades habituales que se consume en estos países, que es unos 300 gramos (2/3 de lb.) por día.

[b]Importancia[/b]

Como bien explica Tohmy, con la apertura de la economía mundial hay varias enfermedades que se están moviendo de un país a otro. La aplicación de la biotecnología permitirá identificar estas enfermedades antes de que lleguen al país a través del uso de herramientas moleculares.

Generalmente estas enfermedades llegan a los países que no cuentan con regulaciones efectivas de sanidad, vía los insectos y hongos que se transportan conjuntamente con los productos importados o por la atmósfera.

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