BIOS, una alternativa al monopolio sobre la investigación genética

BIOS, una alternativa al monopolio sobre la investigación genética

MELBOURNE (Australia), (EFE).- El creador de Innovación Biológica para la Sociedad Libre (BIOS, sigla en inglés), Richard Jefferson, declaró que su propuesta para combatir el monopolio de las multinacionales en las investigaciones de ingeniería genética es una realidad que crece.

La última acción de BISO ha sido crear una comunidad cibernética en su página de Internet (www.bios.net), que empezó a operar este mes a la vez que publicaba un artículo sobre el proyecto en la revista científica «Nature».

«La respuesta ha sido aplastante. Estamos recibiendo cientos de correos electrónicos y de visitantes en la página web, es gente de los medios de comunicación y del público, y científicos y expertos en tecnologías de la información», comentó Jefferson desde su oficina en Camberra.

Señaló que a todo el mundo «le interesa conocer y participar en el proyecto y hacer su aportación a esta nueva forma de entender la propiedad intelectual y de compartir la ciencia».

BIOS, vocablo griego para «vida», es un proyecto engendrado por Cambia, un instituto altruista de investigación que dirige Jefferson, y que cuenta con el apoyo de la Fundación Rockefeller.

La idea de Cambia se parece a la que originó el movimiento informático de «software libre», por el que nació el sistema Linux, con el que expertos informáticos comparten sus descubrimientos y avances sin quedar sometidos a las reglas comerciales impuestas por Microsoft.

«Vimos que para romper la conexión entre biotecnología y multinacionales teníamos que conseguir un proceso democrático y para ello era necesario que el público pudiera acceder a la tecnología», indicó Jefferson.

BIOS ofrece un marco para patentar descubrimientos que permite a otros científicos utilizar el hallazgo, al tiempo que impide que las multinacionales se hagan con los derechos y con el control de todo el proceso investigador.

El comienzo fue difícil porque hubo de determinar cuáles eran los procesos de modificación genética de cultivos que habían sido patentados.

La colombiana Carolina Roa-Rodríguez hizo un estudio sobre la complejidad de la patente de agrobacteria y diseñó un buscador de patentes, una enorme base de datos que permitió identificar las técnicas patentadas por las multinacionales y qué caminos quedaban abiertos.

El trabajo ha empezado a dar sus frutos, como TransBacter, una nueva técnica patentada por BIOS para crear cultivos genéticamente modificados y que presenta una alternativa al método cuyos derechos tienen multinacionales del tamaño de Monsnato, Syngenta o Bayer CropSience, que utiliza la bacteria «agrobaterium tumefaciens».

Las grandes compañías permiten a las universidades utilizar sus invenciones para seguir investigando, pero tienen prohibido comercializar y compartir los descubrimientos.

La única condición que impone BIOS es compartir gratuitamente con el resto de la sociedad cualquier descubrimiento cuando empleen sus patentes.

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