Bioterrorismo

Bioterrorismo

Una pandemia equivale a un estado de sitio colectivo generalizado. Una vez la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia, los países miembros están compelidos a obligar a vacunarse a todos sus ciudadanos.

Quizás por eso fue que el 29 de abril de este año, apenas doce días después de los primeros casos mortales en California, la OMS declaró pandemia a la nueva gripe de este año, cambiando la anterior definición que se tenía de “pandemia”.

Quizás también por eso se han solicitado más de cinco billones de dosis para inocular al mundo. Todo fríamente calculado como Chapulín Colorado.

La Glaxo-Smith-Kline, la Baxter, la Novartis y la Roche harán su gran agosto. Sin embargo, no se ha informado el escándalo ocurrido en Checoslovaquia en un laboratorio Baxter, donde se descubrió que en la cepa de este año se detectó una combinación mortal del virus de la gripe aviaria (H5N1-2005) combinado con el virus A de la gripe anual estacionaria. Una combinación letal con esqualén y polisorbitol como coadyuvantes.

¿Coincidencias de coincidencias? Hasta Israel ha prohibido la vacuna para los niños y las mujeres embarazadas.

De imponer la vacuna como obligatoria (y lo es una vez que la OMS la declara “pandemia”) diezmaremos al mundo, sobre todo entre las personas de más de 60 años que antes habían sido declaradas en un 33% “inmunes” a este tipo de virus.

Escuchemos ahora las palabras de Jane Burgermeister, la periodista investigativa que lanzó la voz de alarma en Europa: “Nos encontramos ante una nueva etapa de bioterrorismo con tintes de control demográfico criminal”.

Esas palabras le costaron su trabajo a la valiente periodista austríaca.

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