Bizca, coja y con mal aliento

Bizca, coja y con mal aliento

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El caso de la Sun Land es muy grave si el presidente Leonel Fernández decidió pasar por alto someter al Congreso Nacional un préstamo internacional gestionado para financiar la construcción de distintas obras del Estado.

El caso de la Sun Land es más grave si el presidente Leonel Fernández pagó con fondos de la Ley de Gastos Públicos cubicaciones de las obras señaladas en el contrato con la empresa extranjera.

Pero adquiere la calificación de gravísimo el caso de la Sun Land si la empresa realizó desembolsos con cargo al contrato con el Estado dominicano y el Presidente autorizó el pago de cubicaciones de las obras.

El caso de la Sun Land se complica más cuando uno no sabe si la firma extranjera desembolsó algún dinero, ni dónde ingresó, y si, además, el Presidente pagó cubicaciones de esas obras con cargo a la Ley de Gastos Públicos.

¿O es posible que las cubicaciones fueran premiadas con un pago al dos por uno, como una oferta de supermercado? No lo creo.

La Sun Land gestionó y colocó en el mercado libre obligaciones de las contraídas por el Estado Dominicano que el país habrá de pagar de manera obligatoria.

El párrafo 10 del artículo 55 de la Constitución faculta al Presidente de la República a, copio: «Celebrar contratos sometiéndolos a la aprobación del Congreso Nacional, cuando contengan disposiciones relativas a la afectación de las rentas nacionales, a la enajenación de inmuebles cuyo valor sea mayor de veinte mil pesos oro o al levantamiento de empréstitos o cuando estipulen exenciones de impuestos en general, de acuerdo con el artículo 110; sin tal aprobación en los demás casos».

Por donde quiera que uno acceda al caso de la Sun Land hace agua porque las obras a ejecutar con esos fondos, que aparecen consignadas en la Ley de Gastos Públicos, se concedieron de grado a grado.

El Partido Revolucionario Dominicano llevó el caso a la Suprema Corte de Justicia la cual debe emitir una decisión sobre la legalidad de la firma del contrato archicitado.

Luego del silencio del gobierno, de los intentos de descalificaciones y de las explicaciones torpes, se le ocurre al presidente Fernández declarar que el caso está cerrado.

Se desconoce que la Suprema Corte haya adoptado una decisión ¿o es que ya el presidente Fernández fue orejeado por alguien del alto tribunal? No lo creo. Fue más bien una jugada de distracción de quien está acorralado y busca una salida.

El embrollo creado por el Presidente al autorizar tomar prestados fondos extranjeros sin cumplir con la Constitución, tiene que ser aclarado a satisfacción, ya que ahora se piensa que hay gato entre macuto.

El contrato con Sun Land se parece al del amigo que va al baile enamorado de una belleza de muchacha la cual va acompañada, debidamente chapetoneada.

«Cuando suena en el baile un merengón» el enamorado agarra su pareja y quiere que el amigo entretenga a la chaperona, para él darse banquete, pero la amistad no llega tan lejos: la chaperona bizca, coja y tiene mal aliento. Así no fue que hablamos. Aclaren sin altanerías, con verdades…

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