Blas R. Jiménez – Diálogo, memoria y emancipación

Blas R. Jiménez – Diálogo, memoria y emancipación

Una vez escuché al doctor Frank Moya Pons decir que poca gente sabe que el primer grupo de africanos esclavizados que llegó a la isla de Santo Domingo, en 1503, no aceptó su condición civil y escapó hacia los montes tan pronto tuvo oportunidad desapareciendo para siempre del contacto con los «conquistadores».

Acontecimiento que podríamos decir inicia la formación de una cultura cimarrona o emancipadora. Cultura de respuesta a la cultura opresora del «conquistador».

Desde los primeros tomos de la historia colonial el uso de la lengua ha servido para mantener el engranaje simbólico de control por parte de quienes sustentan y han sustentado el poder político-económico en el país. La discriminación en contra de la gente de ascendencia africana se vive en las relaciones sociales, en esas relaciones el perjuicio y la discriminación racial van interrelacionados con los problemas generados por la pobreza, la injusticia, las diferencias sociales y la falta de equidad, en una mezcla que aparenta confundirlo todo.

Los descendientes directos de aquellos africanos, emancipadores/cimarrones, esclavizados, libertos y libres, tenían pocas oportunidades de obtener posiciones que le permitieran el ocio necesario para la meditación filosófica. Recordemos que en la ética de Nicomaco, Aristóteles utiliza una fórmula lapidaria para explicar la relación entre el ocio y la realización humana: «trabajamos para tener ocio», dice. Dando los fundamentos en «La Política», al enunciar: «el ocio es el eje alrededor del cual gravita toda realización humana». No había en la Grecia antigua nada más placentero que el ocio. (Ahora bien! )Cómo se reinventa el ocio en el entorno de los afro-descendientes quienes excluidos de los centros de «poder y desarrollo» reinventaron el llamado «Nuevo Mundo». Una pregunta que espera respuestas.

Hoy conocemos que la existencia de la pobreza material unida al orgullo ancestral mantiene a la gente de ascendencia africana en la otredad del mundo occidental entre poetas, ensayistas y narradores del pasado, o somos personajes esencialmente trágicos que hemos llegado demasiado tarde?

No tenemos más que dos opciones. Podemos aceptar la perfección de quienes nos precedieron y tratar de trascenderla mediante trucos, incluido interpretaciones equivocadas (falsas) de las obras que consideramos trascendentales, o podemos rebelarnos optando por convertirnos en trastocadores de las categorías morales utilizadas por quienes crearon las bases canónicas del status quo, darnos otros imaginarios, crear otras realidades incluyentes y seguir viviendo la tradición emancipadora del cimarrón.

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