El presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), Joseph Blatter, afirmó ayer en el discurso con el que abrió el 65º Congreso de su organismo que habrá en el futuro «nuevas malas noticias», después del escándalo de corrupción del miércoles.
«Los sospechosos traen vergüenza y humillación al fútbol», sentenció Blatter, que hoy aspira a ser reelegido para un quinto mandato, en su intervención ante los representantes de las federaciones nacionales, subrayando que «no se puede vigilar a todo el mundo en todo momento».
«Los próximos meses no serán fáciles para la FIFA. Estoy seguro de que vendrán nuevas malas noticias, pero lo importante es que podamos restaurar la credibilidad en nuestra organización», apuntó.
«No hay lugar para la corrupción, de ningún tipo», sentenció el presidente, que señaló la necesidad de combatir a la gente que hace daño al fútbol «fuera de los terrenos de juego, donde no hay un árbitro» vigilando directamente.
Blatter empezó su intervención aludiendo a los «tiempos difíciles» que vive el fútbol y su organización, volviendo a la fórmula que utilizó en su primera valoración del escándalo, el miércoles con un comunicado, en el que había ofrecido la total colaboración del organismo con la investigación. «Los eventos de ayer (miércoles), sin precedente, arrojaron una sombra sobre el fútbol y sobre el Congreso», continuó antes de admitir que sucesos así merecen «actuaciones y cambios». «Si algunos quieren hacer algo malo, también intentarán esconder lo que hacen», indicó.
Blatter insistió en desmarcarse de lo ocurrido y en señalar que las acciones de los implicados no deben manchar la reputación del fútbol o de toda su organización. «No permitiré que las acciones de unos pocos destruyan el duro trabajo de la gente del fútbol. Colaboraremos para asegurar que cualquiera que esté involucrado en algo equivocado, en cualquier caso, sea descubierto y castigado. No hay lugar para la corrupción», aseveró.
Siete directivos del fútbol fueron detenidos el miércoles en Zúrich, donde habían viajado para participar en el Congreso de la FIFA. Las autoridades suizas actuaron a pedido de las estadounidenses, que imputaron a 14 personas en un caso de corrupción que ha vuelto a convulsionar al fútbol. La Unión Europea de Fútbol (UEFA), abiertamente enfrentada a Blatter, pidió el aplazamiento del Congreso y de las elecciones.