Madrid. EFE.  España afrontó ayer el tercer día de huelga de los transportistas autónomos con altercados graves, el bloqueo de los accesos a las ciudades y la escasez de productos básicos, mientras el Gobierno y los sindicatos buscaban una solución.

El Gobierno siguió negociando con el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) y el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que está poniendo todos los medios para garantizar la libertad de todos los ciudadanos, recordando que hay 25.000 agentes policiales trabajando para que eso sea así. Zapatero convocó a sindicatos y empresarios el próximo día 18 para analizar la crisis, que tiene mucho que ver con el alto precio del petróleo, que hizo subir los precios en mayo un 0,7 por ciento y disparó la tasa interanual de inflación en España hasta el 4,6 por ciento, el nivel más alto desde julio de 1995.

Con la protesta en la calle y en las carreteras, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció mano dura y advirtió a los piquetes de que habrá “máxima firmeza” contra las acciones ilegales para que los alimentos, los carburantes, los productos sanitarios y las piezas de automóviles lleguen a sus destinos.

Pero hipermercados, supermercados y tiendas tradicionales comenzaron a tener problemas para reponer los alimentos frescos a causa de las protestas, según confirmaron fuentes del sector. Las fuentes explicaron que desde el inicio de la huelga sólo han podido mover el 10 por ciento de los más de 6,000 vehículos que componen la flota de sus proveedores.