Bloques, cactus, drones

Bloques, cactus, drones

Con respecto a la frontera dominico-haitiana oímos todos los días opiniones encontradas. Unos dicen que debemos construir un muro de hormigón a lo largo de los trescientos y tantos kilómetros que componen la línea fronteriza. Otros estiman que “en el mundo no debe haber fronteras”, que esos límites territoriales son marcas artificiales que entorpecen la libertad de los hombres que pueblan el planeta. Entre uno y otro extremo, existen variantes diversas. Esos “matices de la visión fronteriza”, constituyen una gama de decires que van desde lo más sensato hasta zonas próximas a la locura. ¿Cuánto cuesta construir un muro de 300 kilómetros? ¿En cuánto tiempo podría ser construido?

El almirante Sigfrido Pared Pérez, exministro de las Fuerzas Armadas, ha dicho que en algunos lugares específicos de la frontera sería útil levantar muros. Son aquellos puntos donde ya se ha comprobado un flujo continuo de emigrantes, contrabando de mercancías, armas y substancias narcóticas. La vigilancia en estos “sitios” es obvio que debe ser reforzada por muchos medios, entre ellos lo muros sugeridos por el almirante Pared. También se ha dicho que en algunas zonas es recomendable sembrar plantas espinosas rastreras o colocar vallas de cactus. Desde luego, aumentando la presencia de militares y policías. El “control fronterizo” está hoy en las cabezas de todos los dominicanos.

Hay personas partidarias de los controles electrónicos; mencionan cámaras de televisión, alarmas, radares tradicionales y el uso de drones para fotografiar sistemáticamente los “puestos fronterizos”. En las redes sociales de “Internet” he visto ofertas de donación de bloques para la construcción “del muro”, o de tal o cual muro local en poblaciones fronterizas. Hombres y mujeres “postean”, manifestando que desean ver “reforzadas” nuestras fronteras con Haití. Indican que de nada vale tener reglamentos migratorios, si la frontera esta “desguarnecida”.

Cuando alguien exclama: ¡hay que cerrar la frontera! No siempre sabe exactamente lo que dice; no hay una puerta que pueda cerrarse, como en otro tiempo la Puerta del Conde. ¿Qué cantidad de tropas son necesarias para vigilar eficientemente una frontera larga y accidentada? He llegado a la conclusión de que muros, cactus y drones, son “de rigor”. Obviamente, el alambre de púas presupone militares en acción y fuerte voluntad política.

 

Publicaciones Relacionadas