Blues filosofal para Luis Brea Franco

Blues filosofal para Luis Brea Franco

“Pensar es el diálogo del alma consigo misma «.

PLATON
En lo recio de la incertidumbre, entre bruma de diálogo y congoja, una llamada telefónica, a veces, era a lo sumo el contacto largo de un diálogo prolongado, porque la amistad en el desafío de los misterios del conocimiento, tiene valores inestimables y suelen dejar vacíos discretos, que no necesitan del bullicio vulgar, del exhibicionismo necrófilo y fútil, moda de estos tiempos aciagos…

Para castigar el morbo habitual que estos textos concitan, se asesina haciendo saber que su vida personal nunca me interesó, porque los valores humanos de un ser inteligente y su búsqueda personal, son individuales, absolutamente…

Cuando afirmo todo aquello, quito máscaras. Limpio el sendero de hipocresías monocordes, aquellas que con cálculos fríos rumorean «el lado malo «, pero aprovechan el lado bueno, conocimientos eruditos incluidos, todo el beneficio de luz sin abandonar las murmuraciones de sombra o la orden de alejamiento sostenido, claro a discreción… Porque no conviene al purpurado corpus, violeta para más señas: » respetable «, » presentable » y » representativo: » amasijo de gigantes mentiras y simulaciones, apenas develadas. Vergüenza ajena.

Ya se lo dijo, con voz trémula, Pablo Neruda alguna vez a Jorge Edwards» El partido es el centro, Jorge, nunca lo olvides».

Y claro, se permite hasta la indolencia de no hacer efectivo un pésame normal, detalle rutinario post mortem, incluso sin pretender una estridente fanfarria de duelo, ante uno que sirvió con aplomo y convicciones, diferentes a las mías, en el momento requerido.
Ese olvido ahora, señala un derrotero lamentable, no importa el desbande, publicitado con fachada de » disciplina » partidaria…

Y esto aporta una triste lección, que Luis Oscar Brea Franco deja a sus lejanos o cercanos colegas de libros, conocimientos, escrituras, gente de pensamiento, gestores y agentes culturales en general y la expreso de este modo: hoy por Luis Oscar, LBF, mañana por vosotros y nosotros.

Nació en el país donde las reflexiones sinceras espantan, donde el conocimiento sigue siendo una amenaza a la sordera selectiva de la ignorancia crasa, galardonada de poder: borracho tentáculo de miserias humanas.

Habrá un día, no sé cuál, cuando en tu nombre estudiemos cómo las viejas pedagogías de la tradición autoritaria, secuestraron la visión del poder de las generaciones de gobernantes que luego vinieron, repetida conversación telefónica que recordaba las viejas dictaduras y entre tirios y troyanos, no quedaba clase política con cabeza…

El secreto de la sensibilidad consiste, al reconocer diferencias de pensamientos, en saber que los puentes son siempre posibles si los diálogos no tienen poses: se repetía la llamada y se extendía la conversación.

Pido ahora que tengan memoria, en esta materia me paso, la mejor memoria: Luis Oscar Brea Franco, sentó con su esfuerzo intelectual las ideas fundacionales, para la organicidad técnica del hoy Ministerio de Cultura.

Fue un histórico, venía desde el antiguo invento del Consejo Presidencial de cultura. Conocía las deficiencias originales de la ley 41-00, dignas de debatirse, lo pensaba…

Este es el Blues filosofal por un amigo, que dio vida al areópago, entre Sófocles y Platón, haciendo de las páginas de Areito, el griego solar imaginario de civilizaciones y conocimientos antiguos, contemporáneos, explicando mitos de Sócrates y en su momento, decidido, haciendo valer las razones de su carácter, porque siempre es mejor la distancia, que torear imbecilidades, eso lo conozco…

No hay Blues que no se nutra del recuerdo, como en las películas de Bergman: faltan los dialogantes, cuando se van tenemos menos voz, esa exquisita raza del diálogo se extingue (Lucas Vicens, se esfuma por la pared del cuadro y el violoncello amarillo, como el submarino) y una extraña niebla oscura, de repente: se hace halo insular. (CFE)

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