«La próxima semana sabremos la verdad», fueron las palabras del senador Bob Menéndez el pasado viernes tras salir de la corte federal de Manhattan, donde un empresario dominicano declaraba haber pagado sobornos a Menéndez a cambio de que este le ayudara a que los fiscales de Nueva Jersey dejaran de investigarlo.
Aunque generalmente habla brevemente en español cada día que sale de la corte, Menéndez hizo el comentario sobre la verdad en inglés.
Menéndez, de 70 años, se ha declarado inocente de los cargos de que aceptó lingotes de oro, dinero en efectivo y un automóvil de lujo a cambio de hacer favores a los empresarios. Dos de los tres empresarios vinculados al caso y la esposa de Menéndez, Nadine Menéndez, también se han declarado inocentes.
El tercer empresario, el dominicano José Uribe, fue el único que se declaró inocente y pactó un acuerdo con las autoridades estadounidenses para testificar que sobornó al senador.
Uribe fue el testigo estrella del gobierno en su intento por obtener una condena contra el senador, quien alguna vez ocupó el poderoso cargo de presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
El dominicano testificó que era amigo cercano de Wael Hana, un empresario egipcio que está siendo juzgado con Bob Menéndez. A principios del 2018 Hana le dijo a Uribe que las investigaciones penales del estado de Nueva Jersey que giraban en torno al negocio de camiones y de seguros para estos, del que era dueño junto a un amigo, podrían resolverse en gran medida si estaba dispuesto a gastar entre US$200,000 y US$250,000.
Uribe dijo que Hana le dijo que iría con Nadine Arslanian, quien había comenzado a salir con Menéndez ese año, y luego «Nadine iría con el senador Bob Menéndez», aunque Uribe no testificó sobre cómo la pareja podría resolver múltiples investigaciones.
Uribe dijo que el 13 de julio de 2018 realizó un evento de recaudación de fondos políticos para Menéndez, al que asistió el senador, y recaudó para él 50,000 dólares. Dijo que asistió a una fiesta posterior con Menéndez y Arslanian que incluyó cócteles, junto con «algunas risas, algunas bromas y algo de baile», pero no se mencionó el trabajo que esperaba que Menéndez hiciera en su nombre.