Boca de Cachón: de la indiferencia a la ceguera total

Boca de Cachón: de la indiferencia a la ceguera total

MARIEN ARISTY CAPITÁN

El la engaña. Ella jamás ha querido darse cuenta. Por eso le justifica cuando desaparece y crea todo un mundo perfecto, lleno de historias que contará feliz a los demás, porque jugando a engañar al mundo se consuela como si le creyera.

Así, como quien tiene un marido infiel al que ama a pesar de los engaños, parece vivir Greiby Cuello, una funcionaria que asegura que el Gobierno no ha abandonado a la gente de Boca de Cachón y luego recita una retahíla de excusas que al final dejan claro que es muy poco lo que se está haciendo en el lugar.

Mareando, como es normal en quienes habitan la Casa de Gobierno, Greiby afirma que los proyectos de desarrollo están atrasados (¡hace un año que Boca de Cachón se inauguró); que la carencia de agua y de energía eléctrica es producto de sabotajes (¿y eso se queda así?), que muchos aspiran a que les den asistencia y otras teorías en las que va hacia adelante y hacia atrás para no decir nada.

Leer sus declaraciones me dejó aturdida. Como encargada de la Comisión de Desarrollo Comunitario del Nuevo Poblado de Boca de Cachón ni siquiera ofreció una solución a los problemas que tiene aquella comunidad. Justificó la indiferencia del Gobierno, quizás en un esfuerzo por tapar su propia incapacidad para tomar las decisiones pertinentes, y dio muestras de que poco le importa la suerte de esa gente: tan ciega está que no fue capaz de sentir el dolor en las palabras de quienes se quejaron de lo que están viviendo allí.

Su actitud, lo sé, no debería extrañarme. Es triste, sin embargo, descubrir que en el Palacio hay ovarios blindados.

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