Un día del verano de 2007, Claudia Ponjuan, Eduardo Fernández, Miguel Abreu, Óscar Patxot, Francisco Caamaño y Giorgio Siladi entraron a un salón de ensayo de Estudio Diná y experimentaron con un factor unificador: la música.
Es así como este grupo de amigos -que recientemente se había conocido por amistades comunes- crea Bocatabú, uno de los grupos de rock local más sólidos del momento.
Estando en ese cuarto de ensayo comenzamos a improvisar y nos dimos cuenta de que había química entre nosotros. Nos gustó el estilo que cada uno presentó y vimos que nos complementábamos, explica un sonriente Giorgio, vocalista y compositor del grupo.
Bocatabú es la palabra que estos jóvenes crearon para designar al grupo, y con ella quieren expresar todo aquello que tiene que ver con los sentimientos y a lo que son como agrupación.
La innovación es el norte de estos jóvenes. Es por eso que para diferenciarse de los demás no han dudado en introducir un violín y un piano, instrumentos que les dan un sonido diferente y distinto.
Es algo fresco. Es algo a lo que uno no está acostumbrado todos los días. Nuestra música es muy contagiosa, auténtica, sincera y popular, señala Miguel, el baterista de la banda.
Su primer disco, Historias vírgenes, que es como su bebé, pues duraron nueve meses para grabarlo, consta de 12 temas en pop, rock y otros ritmos.
Lo chulo de este álbum es la diversidad, la sonoridad y las fusiones. Por suerte hemos tenido bastante éxito. Hemos vendido más de 900 copias.
En Historias vírgenes contaron con la colaboración de Gnómico y Víctor Mitrov, entre otros.
Meta
Eduardo, el guitarrista de la banda, dijo que sueñan con internacionalizarse y llevar su música a todo el mundo.
Estamos trabajando duro para lograr nuestros sueños. Queremos lograr la internacionalización y que nuestra música llegue a todo aquel quiera oírla sin ningún tipo de problemas, señala Eduardo.