Como marca la costumbre en los enlaces musulmanes, la ceremonia civil se realiza mucho antes que la fiesta del enlace, por lo que cada una de las parejas está oficialmente casada desde algún tiempo antes de que den comienzo los festejos de la boda. La vistosidad de las telas, el refulgir de las joyas, la solemnidad del acontecimiento mezclado con la fiesta, la música y la imagen de los salones de palacio despiertan la imaginación de quien sueña con los cuentos de las mil y una noches.

En la intrincada red de islas que forman parte de la península Malaca, el sultanato de Brunei es un minúsculo punto en el mapa de la isla de Borneo.  Allí es donde el príncipe heredero, Al-Muhtadee Billah Bolkiah, de 30 años, ha contraído nupcias hace pocas fechas con la joven Sarah Salleh, de 17 años.

La boda despertó, no sólo la expectación en Asia donde se la considera ya como la boda del siglo, sino en todo el mundo. La Familia Real de Brunei es conocida por su gusto a los excesos decorativos y su afición a las piedras preciosas. La ceremonia se desarrolló con la espectacularidad y el boato que la ocasión merecía, y ha ofrecido la posibilidad de ver el lujo con que las reservas de petróleo y gas natural del sultanato permiten vivir a la familia real.

Los festejos de la boda se comenzaron a celebrar la última semana de agosto y han terminado 15 días después con una explosión de fuegos artificiales.

La capital, Bandar Seri Bengawan fue el escenario que acogió a los miles de invitados de multitud de países del orbe que participaron en la ceremonia. Los fastos dieron comienzo oficial con el sonido de los tambores y flautas tradicionales de los músicos de la Corte Real.

RAMO DE ORO Y DIAMANTES

El sultán de Brunei es el gobernante absoluto de 350.000 súbditos y ostenta, además de los puestos de primer ministro y jefe de las Fuerzas Armadas, las carteras de Defensa y Finanzas. El príncipe Al Muhtadee Billah se convertirá, algún día, en el trigésimo sultán de Brunei en una línea que engarzará la sucesión de 600 años.