El pasado fin de semana pasé por el momento más difícil de mi vida, ver fallecer a mi madre Regina Diloné de Rodríguez, donde todos sus hijos estábamos a su lado en la cama, hasta el último respiro.
Mi mamá era el centro de la familia, donde con frencuencia nos reuníamos los 11 hijos, con las esposas y esposos de cada uno, además los nietos y bisnietos, en sus cumpleaños, Día de las madres, Navidad, siempre había un motivo para estar con ella.
La despedimos por todo los alto como ella se merecía, pues fue una madre trabajadora y nos dio un gran ejemplo, que cuando se quiere, se puede criar hijos y darle una buena educación.
Le visitaba cada día y en algunas ocasiones hasta dos veces, siempre acompañado de su aguacate y ponerle las canciones de Fernandito Villalona.
Para todos es un duro golpe, por su ausencia física, pero seguirá en el corazón de sus hijos y nietos, lo que garantiza su presencia espiritual por muchos años, hasta que nos encontremos en el día final. Mamá era una persona que se dio a querer por todas la personas que la conocieron y las amistades de sus hijos. No olvidaré que cada domingo, solicitaba que le pusiera la Semana Deportiva para ver a Héctor Cruz a quien consideraba un gran amigo mío de más de 40 años. Además un gran cariño para Rolando Sebelén y Luisín Mejía, pues conocía de mi amistad con ellos.
Siempre estará presente en sus hijos, Carmen, Guanchy, Luisa, Gustavo, Tony, Cecilia, Miriam, Mayra, Sandra, Alba y Tito. Su gran cariño para Santiago Povedano, Renato Núñez, Josefina Roca, Rovin Rodríguez, Isabel. Si mencionó los nietos, ni hablar. Estoy orgulloso y agradecido de la muestra de solidaridad de nuestras amistades, de estar junto a nosotros en un momento tan difícil. Nuestra familia agradece a Luisín Mejía, por las palabras en el cementerio al despedir a mamá. En sus últimos años siempre esperaba el juego de las Aguilas Cibaeñas, con su cariño para Winston Llenas. Que descanse en paz mi madre querida.