Una agencia oficial del gobierno brasileño reportó un aumento récord de incendios forestales en el país este año, y el presidente brasileño Jair Bolsonaro insinuó el miércoles, sin aportar pruebas, que las organizaciones no gubernamentales podrían estar provocándolos para hacerlo ver mal.
El Instituto Nacional para la Investigación Espacial, la agencia federal que monitorea la deforestación y los incendios, informó que este año ha habido una cantidad récord de incendios forestales en Brasil: 74.155 hasta el martes. Eso es un incremento de 84% en comparación al mismo período del año pasado.
Bolsonaro asumió la presidencia el 1 de enero. “Quizás y no lo estoy afirmando estas personas de las ONG están llevando a cabo acciones criminales para atraer la atención en mi contra, contra el gobierno de Brasil“, dijo Bolsonaro en un video publicado en su cuenta de Facebook.
“Esta es la guerra que estamos librando“. Cuando los reporteros le preguntaron su tenían alguna evidencia, el presidente respondió que no tenía ninguna. Los estados que han sido más afectados este año son Mato Grosso, Pará y Amazonas todos en la región amazónica y representan el 41,7% de todos los incendios.
Bolsonaro, quien una vez amenazó con retirar a Brasil del acuerdo climático de París, ha atacado repetidamente a las organizaciones ambientales no lucrativas, a las que ve como obstáculos de su plan para aprovechar todo el potencial económico del país, incluso las zonas protegidas.
El presidente brasileño y el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, son cercanos al poderoso grupo de legisladores rurales en el Congreso y han estado abogando por más oportunidades económicas y desarrollo en la región amazónica, a la que consideran demasiado protegida por las leyes actuales.
Algunas ONGs, ambientalistas y académicos responsabilizan a las políticas a favor del desarrollo de Bolsonaro por el alto incremento de deforestación en la Amazonía, como indican los últimos datos del Instituto Nacional para la Investigación Espacial. La comunidad internacional también ha presionado al gobierno brasileño para que proteja la vasta selva amazónica de la tala y la minería ilegal.
Citando la aparente falta de compromiso de Brasil para combatir la deforestación, Alemania y Noruega han decidido retener más de 60 millones de dólares en fondos asignados a proyectos de sostenibilidad en la selva brasileña.