Bomberos que pisan mangueras…

Bomberos que pisan mangueras…

         Una autoridad que defienda a los consumidores pero camine con orejeras que le impidan una vista panorámica sólo podrá ver aquello que quede, o le pongan, justo delante de las narices. Como por ejemplo la reciente campaña mediática contra los embutidos de fabricación nacional, los cuales un asentado director de periódico dijo “pinochamente” hace unos meses que carecían de carne desde hace más de una docena de años, ¡como si fuesen vegetarianos!

         El “gadejo”, o la bellaquería, permite innumerables travesuras, como escudarse detrás de  algún embutido para volver a recordar que dizque estaban “pupuseados”, aunque no hubo un solo dominicano que se enfermera por causa de esos supuestos patógenos de intestinal origen. Pero mientras los fabricantes de salchichas y otros fiambres se recuperan del daño causado por aquellas tremebundas denuncias, por las cuales nadie fue preso ni ninguna fábrica fue cerrada, cuestiones que lloran ante los ojos de Dios –¡je, je!– siguen pasando sin que quienes tienen ojos quieran ver…

         Un ejemplo es la inveterada práctica en muchos establecimientos comerciales de vender productos congelados empacados con enormes proporciones de agua. ¡Agua! Haga la prueba. Compre un pollo o camarones o una chuleta ahumada que esté congelada. Verifique su peso cuando llegue a su casa. Póngalo a descongelar y tras escurrir vuelva a pesar el pollo, los camarones o la chuleta. ¡Ay, mis cuartos!, dirán los más mansos…

         Este abuso, este engaño, viene ocurriendo desde hace bastante tiempo y es una curiosidad que las mismas autoridades que enfilaron sus cañones contra los embutidores y los distribuidores de gas propano, carezcan de la voluntad para aplicar igual celo en defensa de quienes prefieren el pollo, los camarones o las chuletas o cualquier producto congelado en vez de las salchichas u otros productos similares.

         Así como algunos opinantes tienen sus corruptos preferidos y hay articulistas empecinados en medir las cosas con distintas varas según más les convenga, las autoridades que deben velar por la defensa de los consumidores al parecer poseen similares comerciantes favoritos.

         La igualdad ante la ley por la que muchos abogan no será más que una quimera mientras en torno a flagrantes abusos como el que comento exista una conspiración de silencio, igual a como pasa con las vagabunderías dentro de cada oficio, en que los habituales sospechosos invocan a su favor que “los bomberos no se pisan sus mangueras”…

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