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Bonao es un pueblo netamente histórico. Sus orígenes se remontan a 1494 cuando el almirante Cristóbal Colón eligió este pedazo de tierra para fundar la cuarta villa de La Española. Pueblo progresista, trabajador y amante de la cultura, pese a no ser reconocido como un destino turístico, posee atractivos para serlo: empinadas montañas, refrescantes ríos, pintorescas casas de estilo victoriano, parques y demás.
Allí se encuentra el parador más famoso del país, conocido como Jacarandá y Raspadura, un lugar donde se pueden adquirir dulces tradicionales, variada artesanía y graciosos recuerdos.
Como pueblo mestizo, Bonao es hijo de muchas culturas que han dado a esta tierra su riqueza como región y calidez como pueblo. Su gente de ascendencia indígena se caracteriza por poseer mujeres de tez bronceada y hombres de hidalguía. África dice presente con sus ritmos y fiestas carnavalescas que hacen de sus macaraos un abanico cultural que mezcla la tradición católica y la irreverencia de los cultos africanos. La madre patria le dio su patrón santoral, para que cada 13 junio, San Antonio de Padua es homenajeado en unas fiestas patronales digna de los mejores rincones de la memoria colectiva.
Algunos apellidos hacen de Bonao una familia de todos. Ahí están los Vargas, los Peña, los Bidó, apellido éste que ha dado brillo a las artes, a las letras y a la educación universitaria del país.
Ubicado casi en el centro del mapa del país, Bonao es una de las poblaciones más antiguas de la isla cuyo nombre honra a un cacique indígena de la región. A pesar de sus ricas minas, durante años estuvo bajo la jerarquía socio-económica-jurídica-política de la ciudad de la Vega.
Actualmente esta laboriosa comunidad está situada a algo más de 10 kilómetros al norte de donde fue fundada originalmente. Además de ser la cuarta villa fundada en el nuevo mundo, ésta recibió su escudo de armas de las manos del Rey Fernando El Católico.
Para 1859, el entonces presidente de la República, general Pedro Santana, la consigna como Plaza de Armas, otro logro para exhibirlo ante la historia sociopolítica del país.
Antes de que Bonao tuviera esa calidad dentro de la división política, permaneció algo más de 300 años como parte de la culta y olímpica ciudad de La Vega, bajo el título de municipio Monseñor Nouel.
No fue sino hasta el 1 de enero de 1983 cuando se honró la memoria del educador, arzobispo y presidente constitucional, monseñor Adolfo Nouel y Bobadilla, elevando al antiguo municipio a la categoría de común cabecera de esta provincia.
La provincia Monseñor Nouel tiene 992.29 Km2 y una población de 153.213 habitantes. Es una de las provincias limítrofes de la Región del Cibao, que limita al norte con las provincias de La Vega y Sánchez Ramírez, al sur con las provincias Peravia y San Cristóbal de la Región sur del país, al este con las provincias Sánchez Ramírez y Monte Plata y al oeste también con la provincia de La Vega. La capital de la provincia es la ciudad de Bonao, y sus otros municipios Piedra Blanca y Maimón. La provincia reparte su actividad económica entre las derivadas de la extracción de ferroníquel en las minas de la ciudad de Bonao, las más importantes del país, actualmente explotadas por la compañía Dominican Falconbridge y las derivadas del cultivo agrícola de sus tierras, unas de las más fértiles de todo el país. Los principales productos agrícolas son café, cacao, arroz, yuca, plátanos, naranjas y maní. La provincia de Monseñor Nouel tiene una de las más estables condiciones climáticas del país.
el carnaval
A partir de 1990 se inicia un proceso de cuestionamiento y transformación del carnaval de Bonao en la búsqueda de su propia identidad, con la aparición de grupos carnavaleros como los Charamicos, Los Truenos, Los Caraduras, Los Seis, de cuyos esfuerzos surgió el Comité Organizador del Carnaval de Bonao, (COCABO).
El carnaval de Bonao es la fiesta más importante de este pueblo, constituyendo uno de los más fascinantes, creativos, organizados y ricos de todo el país, definido ya con su propia individualidad e identidad.
