Bonao ha perdido
un gran ser humano

Bonao ha perdido <BR>un gran ser humano

Ramón Salvador Cosme Taveras fue un ilustre vegano que adoptó a Bonao como su patria chica, y hacia esa comunidad le volcó toda su inteligencia, entrega y don de servicio, convirtiéndolo en un filántropo que con sus habilidades médicas y precisión en sus diagnósticos, le devolvió la salud, sin esperar retribución, a decenas de sus semejantes afectados de las más diversas dolencias.

EI pasado martes 23 fue un día de dolor para los hijos de Bonao, que de todos los estratos sociales se volcaron en la funeraria en la iglesia de Fátima y el cementerio, para darle el último adiós a un ser tan especial, que nunca hizo ostentación de su sabiduría profesional y de su entrega a sus semejantes.

Salvador Cosme sufrió una mortífera enfermedad, que en pocos meses lo postró pero él, consciente de su estado, irradiaba ánimo a sus familiares y amigos, que en fraterna presencia acudían a su lecho de enfermo para compartir esos momentos que permitían hacerle más lIevadero su lamentable estado.

La vida de Salvador en Bonao estuvo marcada por su espíritu de servicio, al cual se dedicó en todos los momentos de su vida. Recuerdo mi primer encuentro con él cuando al frente del Club de Leones fue el promotor y la bujía inspiradora para establecer un centro antiparasitario, ya que la comunidad padecía el más alto índice de parasitismo del país, y su meta era reducirlo a niveles controlables, lo cual se ha logrado durante 36 años de labor, manteniéndose como una institución útil a su comunidad.

Lo más carismático de Salvador era esa amistad que prodigaba a manos llenas, sin distinciones sociales, y cuando sus amigos nos convertimos en sus pacientes sabía brindar sus abnegados esfuerzos para restablecernos la salud a quienes padecíamos en determinados momentos de inconvenientes físicos.

EI don de servicio lo llevó a proyectarlo como un ente dinámico, tanto en el sector privado como en la política. Fue director de la emblemática Asociación Bonao de Ahorros y Préstamos. A finales de la década del 70 fue regidor del Ayuntamiento Municipal, del cual fue su presidente. En el 1994 fue electo senador de la provincia Monseñor Nouel, llevando a cabo una excelente labor.

Salvador Cosme fue un gran romántico, entusiasta guitarrista y en esa tesitura disfrutamos de inolvidables veladas familiares, llenas de calor humano, donde sus juiciosas expresiones acerca de la vida y las relaciones humanas, contribuía a elevar el nivel de pensamiento de muchos de sus amigos arropados por la belleza del valle, de sus montanas y del río Yuna.

En los últimos años de su vida, ya semi retirado del ejercicio de la medicina, ocupó su tiempo en la pesca en el lago de la presa de Hatillo, disfrutaba esas jornadas que más bien las escogió para darle rienda suelta a sus ideas, tan juiciosas, que supo expresarlas con claridad en el círculo familiar y de amigos.

Para Salvador Cosme, su familia ocupó un lugar muy importante, y todos que lo conocimos sabíamos de su dedicación para sacar adelante la misma. Fue una pena, que el pasado día 27, Jean y él no pudieron celebrar los 50 años de matrimonio, pero el Señor lo había dispuesto de otra manera.

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