Ricos ya, conformaron una fuerza político-económica que les permitió maniobrar con mayor facilidad
La denuncia del Partido Revolucionario Moderno sobre las gestiones para la instalación de una dictadura de partidos, da en el clavo.
Años atrás el doctor Leonel Fernández Reyna, declaró de manera pública que su Partido de la Liberación Dominicana pretendía, planeaba, gobernar varias décadas, 40 o 50 años.
El plan para el manejo del poder ha sido llevado a cabo de manera meticulosa, consistente, paso por paso. Primero, ejercieron el poder en el período 1996-2000 y aplicaron la política personal y partidaria de que sus dirigentes se convirtieran en hombres y mujeres de poder económico.
En vez de vender permisos para la venta de combustibles, para la construcción etc., se convirtieron en socios de las empresas que requerían las autorizaciones para operar legalmente. En otros casos, cometieron actos de corrupción menos ostentosos, como, por ejemplo, el tráfico de influencias.
Ricos ya, conformaron una fuerza político-económica que les permitió maniobrar con mayor facilidad, con mayor holgura. Entonces se dedicaron a comprar voluntades. Se dedicaron a obtener el favor de candidatos, candidaturas y personalidades que pudieran ser elegidas para el Congreso Nacional.
Para que el marco legal los favoreciera, en todos los campos y en todas las instancias del verdadero poder, reformaron la Constitución de la República para lo cual confeccionaron un traje a la medida que, hasta ahora, les ha dado resultado.
La dictadura no es, nada más, fruto de un cuartelazo. La instalación de la dictadura pasa, sutilmente, por el control del Congreso Nacional, que es de donde emanan las acciones que permiten el ejercicio del poder para demagogos con caretas de redentores, como llamó el doctor Joaquín Balaguer al profesor Juan Bosch.
Todo se hace legalmente, es cierto, así gobernó Trujillo, cuya tiranía sólo se puede comparar con las de Hitler, Mussolini y Stalin.
Las actuaciones de la tiranía trujillista siempre fueron enmarcadas dentro de los mandatos de la Constitución y las leyes de la República, las cuales eran acomodadas para cubrir todas las acciones arbitrarias, abusivas, de presiones invisibles para la mayoría de los ciudadanos.
Trujillo dirigió una tiranía, luego Balaguer dirigió una dictablanda donde con apariencia de democracia, de un gobierno que ejercía el poder respetando los derechos ciudadanos, mediante el control del Poder Legislativo y los votos amañados, permitían creer al gobernante que se eternizaría en el poder.
Parafraseando a Carlos Marx se puede decir que todo lleva dentro de sí, el germen de su propia destrucción.
La división del Partido de la Liberación Dominicana, la acción decidida y valiente del pueblo impedirá que el PLD siga corrompiendo la sociedad, vendiendo el futuro.
1978demostró que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. ¡Adelante, pueblo dominicano!