Bonds y Yastremsky son la diferencia en el jardín izquierdo

Bonds y Yastremsky son la diferencia en el jardín izquierdo

Los jugadores que patrullan el bosque izquierdo se caracterizan por ser los de menos condiciones atléticas en relación a sus compañeros que custodian los demás jardines.

El jardinero central normalmente es un fildeador de buena velocidad, el cual puede desplazarse con facilidad a cualquier de los lados; mientras que el guardabosque derecho, en un alto porcentaje, cuenta con una bazuca en el brazo.

Sin embargo, hay excelentes jardineros izquierdos aunque lloverían las críticas sobre ellos por uno o varios aspectos.

El mejor custodiando ese jardín, además de su devoradora ofensiva, es Barry Bonds, quien acumula las mejores estadísticas en la historia de las Grandes Ligas.

Bonds no sólo presenta sus lideratos de jonrones,  bases por bolas y boletos intencionales (762, 2,558 y 688), también se alzó con siete premios al Guante de Oro, demostrando que era el número uno del juego en todo el sentido de la palabra.      

Memoricen que los galardones por los Guantes de Oro se les entregan a tres jardineros sin importar cuál sea su posición. Para que estén claros, lo pueden ganar tres center field a la vez como podría estar repartido entre dos jardineros izquierdos y un central. Los votantes no tienen que elegir a uno de cada bosque.

Ahí está el merito de Bonds, quien fue criticado más de una vez por su tímido brazo, pero contó con un alcance y velocidad que apaciguaba a sus detractores defensivos.

Estaría de más también puntualizar que se metió en un “bolsillo” siete premios al Jugador Más Valioso (JMV) y dos coronas de bateo.  

El segundo puesto en el ranking es para Carl Yastremsky, un toletero que despachó 452 bambinazos y consiguió siete Guantes de Oro, además de un premio al JMV.

El neoyorquino se convirtió en un terror sobre el plato y por eso consiguió en seis ocasiones superar las 100 transferencias. También fue el último jugador en conseguir la triple corona ofensiva en 1967, al amontonar promedio de .326, 44 toletazos y 121 empujadas.     

En el tercer lugar está Ted Williams, un jardinero izquierdo que terminó su carrera con un promedio de fildeo de .977 aunque nunca fue galardonado con un Guante de oro.  

Williams participó en 16 ocasiones en el Juego de Estrellas y perdió tres temporadas porque tuvo que enrolarse como piloto para ir a la guerra.

Sin embargo, en sus 19 campañas, ganó dos triples coronas e igual número de premios al JMV. Sus lauros se dividieron de la siguiente manera: seis títulos de bateo y cuatro encabezados en jonrones y remolcadas.

El puesto número cuatro es para Rickey Henderson, considerado el mejor robador de bases de todos los tiempos.     

Henderson cumplía a cabalidad su rol de primer bate porque lograba embasarse y llegar hasta el plato. Por eso, es el jugador con más carreras anotadas al totalizar 2,295.

También encabeza el departamento de estafas de por vida con 1,406, además de veces atrapado en intento de hurto con 335.

Ganó un premio al Guante de Oro, pero fue duramente criticado durante su carrera por su pobrísimo lance a las bases.

Los corredores siempre lo irrespetaron cuando tenía la pelota en sus predios porque tiraba un “chorrito” a las almohadillas.

El último puesto es bien discutido y, sin quizás, hay mucho por donde escoger.  Están Goose Goslin, Joe Medwick, Lou Brock, Jim Rice, Al Simmons, Heinie Manush, Billy Williams, Ralph Kiner, Zack Wheat  y  Manny Ramírez.

El dominicano Ramírez se queda con el puesto, ya que registró 555 cuadrangulares, 547 dobles y promedio de .312.

Podría discutirse que Ramírez comenzó su carrera como jardinero derecho, pero a final de cuentas concluyó con más partidos jugados en el left field que en cualquier otra posición. Tuvo 1,039 encuentros en el bosque izquierdo y 905 en el derecho.

Sobre su defensa, en sus primeros años, fue catalogado sobre el promedio y luego como un verdadero “vago”.

Sin embargo, el dominicano conocía al dedillo el Monstro Verde del estadio de Boston y allí se lucia en ocasiones tras el rebote de la bola en la pared. Además, contó con un buen brazo aunque nunca fue reconocido por su defensa sino por su gran bate.

La cifra

73

bambinazos.  Barry Bonds posee el récord de más jonrones en una temporada, además de totalizar el mayor total de las Grandes Ligas con un total de 762. El nativo de California también se robó 514 almohadillas.

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