Bonny Cepeda tiene quien le cante

Bonny Cepeda tiene quien le cante

POR YOLANDA TAPIA
SAN JUAN, PUERTO RICO.-
Le cuesta pensar en volver a su patria en la que vivió momentos extraordinarios durante la década de los años ’80 cuando con su ritmo contagioso logro saltar a la fama, esta vez no por razones económicas, ni políticas, mucho menos; sino porque tiene una hermosa familia que lo ha convertido en un hombre maduro y hasta precavido.

El productor discográfico y merenguero, Bonny Cepeda radicado en esta ciudad desde hace más de 30 años, sobrevive a ese mundo en el que en ocasiones ha llegado a pensar que el merengue posee ciertas restricciones por pura competencia al ritmo que identifica a esa tierra: la Salsa.»Yo no me veo en Santo Domingo, solo, sin Bonny Jr., Belinda mi esposa y la nena», sería duro para mí, ahora tengo que pensar en cuatro, porque mis otros hijos están mayorcitos, de los cuatros hay uno que esta allá, refiriéndose al país», puntualizó.

Conversé brevemente en un encuentro que se llevó a cabo en el salón de Oración, localizado en el salón de Oración del piso numero 13 en el edificio Museo Histórico de La Biblia, de esta ciudad.

Como primera impresión advertí que no ha cambiado en nada, su look de pelo húmedo «curly» lo mantiene igual, el rostro fresco de una persona descansada a pesar de que lleva una vida activa por las presentaciones artísticas y el tiempo que dedica a su estudio de grabación.

El secreto no lo tiene guardado, su esposa representa una línea de cosméticos naturales muy reconocida y le ha dado gran resultado, porque no descuida su aplicación en horas de la mañana y durante la noche. Por lo visto está siendo bien mimado, y con razón es que no quiere moverse con todo y mochila de la vecina isla.

Cuando llegué al lugar miré los dinosaurios y cocodrilos que adornan el lobby del majestuoso edificio de cristal que de lejos advierte gran vistosidad, ya la cena de gala había pasado y estaba lista la tarima donde se encontraba el artista dominicano, y me sorprendió con la canción a coro de niños que interpretaba. Pensé de inmediato será cristiano, pero la curiosidad no me dejó tranquila, al final, me le acerqué y le pregunté ¿cambiaste de religión? me contestó oh! No, vine a solidarizarme con mi amigo Miguelito, en su compromiso para celebrar el cumpleaños del pastor John Font. Atinó a decirme, sigo siendo el mismo, con la diferencia de que ahora me siento con nuevas responsabilidades y un futuro promisorio con el campo de la música y la tecnología que va de la mano. El que no se adapte al Performance y a la Data Music, está quedao, verdaderamente. Le pregunto ¿no se mucho de música, pero sí estoy clara que hasta en la temporada Navideña tu ausencia en la República Dominicana, se siente? Me responde ah!, lo que sucede es que los proyectos no se pueden abandonar, este trabajo demanda tiempo y cualquier descuido te rompe el hilo y se echa todo a perder, pero verdaderamente, extraño a Santo Domingo, a los amigos, la gente, cuando me dicen ¿Y qué lo tuyo loco, ya te olvidaste de nosotros?, eso me llega profundo, argumentó.

Recuerda los viejos tiempo de su casa de madera de Villa Francisca, donde las lluvias habían perforado el cielo raso que lucía manchado y a punto de desplomarse. Esa imagen quisiera borrarla de mi mente pero no puedo. Se trasladó a los tiempos de los años de Gobierno del fenecido Dr. Joaquín Balaguer, de quien dijo nunca fue visto como Santo de su devoción.

No me imagino ahora en aquellos tiempos, para mí resultaron difíciles cuando la expresión en la música estaba prohibido.

Ahora el tiempo lo invierte entre la música y su familia. Asegura que su hijo mayor tiene su propio estudio de grabación y el más pequeño de cuatro años muy parecido a él, dice que es el artista y que su padre tiene quien le cante.

Con esa expresión este artista demuestra su interior aunque oculta la mirada con unos espejuelos casi transparentes de lo que están al último grito de la moda. Tampoco pierde su línea de hombre delgado usando pantalones jeans bien apropiados para dirigirse a su estudio de grabación donde le esperaba Jorge Gómez, hondureño, quien se dio a conocer en Republica Dominicana, interpretando canciones con voz de mujer y, porque se había trasladado desde New Orleáns a grabar un tema con arreglos musicales de su autoría y letras de Mi Amigo Miguelito. Al final percibí el panorama que aquí parece merodea al nuevo merengue arropado por Jesucristo.

 

 

Publicaciones Relacionadas