El Centro Bonó consideró que en las pasadas elecciones hubo irregularidades tanto en la administración electoral como en el comportamiento de muchos ciudadanos y partidos políticos, los cuales convirtieron la jornada cívica en un “mercado de compra y venta de votos”.
Al pasar balance del proceso electoral, entiende que fue negativo y afectará el futuro de la institucionalidad democrática del país.
Señalaron que la gerencia electoral fue administrada de manera opaca e ineficiente, bajo un liderazgo autoritario que se impuso al carácter colegiado que debe observar la Junta Central Electoral. “Este fue el factor que más incidió en los fallos, irregularidades e inequidades que tuvieron lugar en el proceso electoral”, expresó.
Añadió que múltiples fallos en la logística, la planificación y gerencia del certamen “pusieron de manifiesto la incapacidad de la Junta de manejarse colegiadamente de forma eficiente y transparente”.
“No hubo racionalidad en el gasto de la organización electoral; la inversión cuantiosa que se hizo en tecnología digital falló por falta de planificación, organización, entrenamiento y reclutamiento eficiente de los operadores electorales, muchos de los cuales cuestionaron la calidad de la logística electoral y de la retribución de su trabajo”, sostuvo el Centro.
Agregó que el empeño en comprar e introducir tecnología se impuso sobre la gestión eficiente del trabajo electoral, lo que le restó costo-efectividad a la administración fiscal de las elecciones. Dijo que la JCE omitió sugerencias claves que le hicieron organizaciones de la sociedad civil.