Bonsáis para la eternidad

Bonsáis para la eternidad

Para algunas escuelas seguidoras de la filosofía del Tao, el bonsái era símbolo de eternidad y un nexo entre lo divino y lo humano. Según las leyendas, quienes podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad y, por esa razón, tanto los monjes taoístas como algunos integrantes de la nobleza o la aristocracia china adoraban y cuidaban estos árboles y plantas pequeños.

Para Josep María Miquel, maestro de bonsáis en Mistral Bonsái , (www.mistralbonsai.com), en Tarragona, desde un punto de vista más materialista, “ni los árboles ni los hombres somos eternos, pero quizás lo único eterno sea el amor por la vida, una de cuyas expresiones y propulsores es el arte del bonsái”.

El bonsái se define como una planta ornamental sometida a una técnica de cultivo que impide su crecimiento mediante el corte de sus raíces y las poda de sus ramas.
“Es un arte/técnica que consiste básicamente en concentrar la fuerza de un viejo y gran árbol en un tamaño reducido”, explica a Efe Miquel, quien agrega que “casi cualquier árbol que amemos puede ser cultivado como bonsái”.

“Hace ya unos cuantas décadas, cuando empezaba la afición por los bonsáis en Europa, los aficionados al bonsái se interesaban casi exclusivamente por los árboles de Japón y de China, pero actualmente su atención se centra en el cultivo de árboles como los olivos, higueras, olmos, sabinas y pinos, entre otros”, señala.

Para Miquel es lógico que un aficionado se centre en los árboles que conoce y cuyas formas lleva grabadas en su interior.

“Por ejemplo, en Europa la mayoría de la gente es capaz de imaginarse un olivo, pero es difícil encontrar aficionados que conozcan las formas que tienen los pinos japoneses en las montañas”, indica.

La vida de un árbol resuena en nuestrra propia vida.. Consultado por Efe sobre los beneficios de esta disciplina milenaria para la persona que la practica y para el medioambiente, Miquel señala que “la vida es un tejido que no puede verse como algo aislado, y en este sentido la vida de un árbol resuena en nuestra propia vida”.

“La cantidad de oxígeno que desprende un bonsái es ridícula si la comparamos con la de un gran árbol, pero es imposible cultivar bonsáis sin aprender a amar la naturaleza, es inimaginable un aficionado al bonsái que no esté preocupado por conservar la belleza de nuestros bosques”, recalca este bonsaista.

Según Miquel el equipamiento o ‘kit’ básico de herramientas, tierra, productos, macetas, riego y semillas, que se necesita para iniciarse en este arte “es el mismo que necesitamos para cultivar cualquier planta en un balcón o terraza, excepto que las macetas son más planas y que la tierra es más ligera que la común”.

 

ZOOM

Cultivar las plantas cercanas

Respecto del espacio mínimo y las condiciones ambientales que requiere este tipo de plantas, Miquel destaca que “dónde crece un geranio crece un bonsái” y, aunque lo ideal es tener un jardín, “se pueden cultivar pequeños árboles en cualquier balcón o terraza. De hecho, en Japón es muy frecuente que los bonsáis se cuiden en azoteas”.
“Lo que no se puede hacer es cultivar un bonsái durante todo el año dentro de casa. Si bien hay algunas especies tropicales, como los ficus, que casi desmienten esta afirmación “, explica. Para iniciarse en esta práctica y convertirla en una afición duradera y no pasajera, Miquel recomienda “pensar en los árboles más que en uno mismo y hacer posible y agradable su existencia. Por eso, es imprescindible cultivar especies que se adapten bien al lugar donde vivimos”.

“Dos especies especialmente resistentes son los olivos y los ficus, aunque haya que protegerlos de las heladas. Con el tiempo, cada aficionado desarrolla preferencias por un tipo de árbol: hay quienes adoran los pinos o las sabinas, y otros que prefieren la finura de los árboles de hoja caduca.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas