En Santo Domingo hay edificaciones cuya estructura presenta una “encajería” decorativa no solo en sus frentes, sino en el borde de sus techos.

El Alcázar, joya virreinal de dos niveles erigida en 1510 por Diego Colón, presenta una estructura que refleja desde los  estilos gótico y renacentista, hasta las más severas de las órdenes clásicas. Allí hay interesantes decoraciones, principalmente en su interior, pero  también en el exterior, donde están, por ejemplo,  las de la parte superior del segundo nivel, donde está el curioso borde de techo labrado por una hilera de gruesas molduras sobresalientes formando triples curvas que se unen a un corto cuerpo cuadrado más saliente, entre las cuales en varias partes brota una canaleta, antiguo desagüe.

El primero y segundo nivel tienen una galería formada por seis arcos de medio punto, pero interiormente los hay: ojivales, los del adorno desarrollado en espiral, principalmente en los capiteles del orden jónico oriental y el arco de herradura arabesco.

En la calle Rosa Duarte número 19 hay una linda residencia de dos niveles, en cuya parte superior se aprecia un curioso borde de techo, formado por tres largas curvas con una orilla frontal  que debajo están adornadas por hileras de  pequeños triángulos en mosaicos de color formando hojas laterales y una central y  rodeadas de líneas lobuladas. Más abajo el cuerpo tiene otro adorno formado por un cuadro  en cuyo centro hay otras hojas en los vértices angulares que encierran otro grupo de hojas. Éste  presenta, en ambos laterales,  una corta cavidad horizontal que termina en un hueco formando un rombo.

Estas curvas están divididas por un bloque rectangular  decorado en su parte frontal por otro hueco en forma de rombo, con un  vértice cuyos ángulos tienen una formación  de hoja de acanto que encierra otro grupo de hojas.

Ésta tiene delante una verja de hierro dividida por un bloque rectangular que termina con un tarro con matas de hojas rojizas.