Madrid. EFE.  Íntima, intensa, la más exigente hasta ahora para el autor y exigente también para el lector. Así define el venezolano Boris Izaguirre su última novela “Y de repente fue ayer”, un ejercicio literario, sensual y muy visual, situada en la Cuba de Batista y con la amistad entre dos amigos, como eje central.

Publicada por Planeta, “Y de repente fue ayer” es un ejercicio sobre el placer de escribir, que contiene dos palabras- “la magia de Cuba, una Cuba deslumbrante, terrible, emocionada y emocionante, y la magia de la amistad entre dos amigos que se conocen por accidente en una dura infancia y a los que después unirá un destino de vértigo por una Cuba convulsa”, explicó ayer el escritor y presentador venezolano Boris Izaguirre, durante la presentación.

Simpático y brillante, Boris Izaguirre (Caracas, 1965) sacó su lado más serio para hablar de una novela que ha querido dedicar al poeta Leopoldo Alas, un amigo muy cercano que falleció en agosto pasado.

Finalista del premio Planeta en 2007 por “Villa Diamante”, un melodrama.