Bosch en el tiempo

Bosch en el tiempo

Cambian los tiempos, las circunstancias y también experimentan transformaciones las personas. Esto es una ley natural que se cumple con mayor o menor intensidad en el individuo y en la sociedad. Sin embargo, existen seres en cuya existencia se puede identificar una constante de principios que resisten las inclemencias sociales, emocionales y financieras.

Juan Bosch representa ese modelo de ente que dedicó gran parte de su energía intelectual a construir dos organizaciones políticas orientadas a realizar la hermosa tarea de llevar bienestar material y espiritual a su pueblo amado, en un ambiente de libertad, paz y seguridad colectiva.

Para ello se empleó a fondo en el estudio del desarrollo histórico de la nación. Don Juan estaba consciente del efecto que en la psicología dominicana produjeron las tres décadas de dictadura trujillista. Su libro “Trujillo causas de una tiranía sin ejemplo”, publicado en Venezuela en febrero de 1960 es un modelo de obra analítica digna de ser examinada en detalle, a fin de comprender lo que significó aquel periodo en la consciencia de los dominicanos. Bosch fue un sociólogo innato que ya para esa época utilizaba el método marxista para el estudio de la historia. En el prólogo de dicho texto expresa su autor: “Santo Domingo es una empresa capitalista despiadada, los dominicanos son los trabajadores y consumidores forzados de esa empresa y el poder dominante está en manos del amo de la empresa… La gente heroica que se ha lanzado a luchar en Santo Domingo no ha podido aprovechar las enseñanzas de sus antecesores.

Los mártires de 1960 no tuvieron a su alcance ni el consejo de uno de los veteranos de 1944 y de 1934, ni documentos públicos o privados para estudiar las causas que hicieron fracasar los movimientos anteriores.

Tal vez por esa razón, los de ahora, los de ayer y los de anteayer han cometido el mismo error: considerar el trujillismo como un régimen político, y atacarlo como a una tiranía política. Y sucede que Trujillo no es un tirano político, a la manera tradicional en nuestra América. Es el amo de las tierras, de los bancos, de las fábricas y de los negocios de Santo Domingo; y donde quiera que alguien es el amo de las tierras, de los bancos , de las fábricas y de los negocios, es también el amo de los hombres. Esta verdad se ha cumplido pocas veces en la historia de manera tan evidente como en la República Dominicana. A menudo, un hecho demasiado evidente confunde al observador.

Ese es el significado de la vieja frase, tan socorrida, sobre los árboles que no dejan ver el bosque.

Me atrevo a aseverar que Bosch comprendía la realidad nacional a finales de 1961 mejor que muchos de los que siempre vivieron en el país. El fundador del Partido Revolucionario Dominicano propuso en ese entonces las metas que el nivel de desarrollo del pueblo permitían alcanzar. Trece años más tarde avanzaría en su pensamiento creando el Partido de la Liberación Dominicana con objetivos ajustados a lo que las circunstancias señalaban como lo más beneficioso para el país. Si viviera, costaría poco esfuerzo saber lo que el profesor Juan Bosch le estuviera recomendando a las masas populares en esta encrucijada histórica del 2012.

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