Bosch no lo sabía

Bosch no lo sabía

Les he contado en el pasado –y lo he dicho en público- que Antonio Imbert Barrera y Luis Amiama Tió intentaron frustrar el golpe de Estado.

 Ambos visitaron a don Juan poco antes de la medianoche del día 23 de septiembre. Deseaban que el presidente Bosch aceptara encontrarse con el alto mando militar. Esa noche supieron que don Juan pensaba renunciar.

Siempre he dicho que leí la carta de resignación del mando, de manos de don Luis. A propósito de esa afirmación hecha también en un encuentro sobre la guerra civil, don Fabio Herrera Cabral me refutó.

Sin mencionarme, publicó un artículo en que aclaraba que la carta la poseyó él y nadie más que él. ¿Era una copia la de don Luis? Don Fabio no lo aclaró en su escrito.

Hacia la época del golpe de Estado, las reproducciones en fotocopias se hacían en papel sensibilizado.

La que don Luis me permitió leer era una reproducción en papel corriente. ¿Copia actualizada de una copia en papel sensibilizado?

Mi curiosidad no me condujo a hacerle la pregunta a don Luis. Además, no cabían suspicacias que me indujesen más que al asombro. Don Fabio, en su publicación, no explicó si él, poseedor de la misiva –era un breve texto- proveyó de una copia a don Luis. O a una tercera persona que, a su vez, la reprodujera para don Luis.

De todas maneras, del relato de don Luis deduje, desde un primer instante, que el presidente Bosch desconocía lo apremiante de la situación. ¡Por supuesto que estaba impuesto de la tirantez con los sectores militares! ¡Lo estaba viviendo! De hecho, al recibir a los visitantes, les comentó que descansaría de todas las presiones. Aquellas palabras lo condujeron a mostrar la carta. Ambos buscaron disuadirlo y pretendieron, en cambio, que entrase en un proceso de diálogo. En ese momento le informaron de cuanto se urdía.

Don Juan, irascible, contendor como lo era, modificó de inmediato su postura.

Don Antonio está vivo y puede ratificar o rectificar cuanto relato.

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