Bosch se adelantó con Judas

Bosch se adelantó con Judas

Hace más de medio siglo, “la caverna política” dominicana se llenó de júbilo porque Juan Bosch publicó Judas Iscariote, el calumniado, y dedujeron que en el título del libro estaba la prueba de su militancia comunista cuando, en realidad, lo que perseguía el insigne escritor con esta publicación era “hacerle justicia a un personaje que tenía cerca de dos mil años de vida en la infamia”. El autor hace esas precisiones en la edición dominicana de Judas Iscariote, el calumniado, en 1977, porque la primera, de 1955, sólo circuló en Chile. En ésta se pregunta el insigne autor: “¿Cómo se explica que durante dos mil años la acusación de traidor que se le hace a Judas haya sido aceptada sin un análisis serio?”

Ahora que la aparición de un “Evangelio prohibido de Judas” salió a la luz, analizado y autenticado, el genial maestro dominicano ha estado presente en el recuerdo con esta revelación que ha conmovido al mundo. El pasado domingo, National Geographic transmitió un documental sobre el descubrimiento y en cada frase, cada palabra, cada juicio e interpretación, parecía como si el narrador y los  expertos que estudiaron los viejos manuscritos atribuidos al que siempre se presentó como villano, estuviesen leyendo párrafos de la obra del que es uno de los más brillantes escritores nacionales. Cuando concluyó el programa, más que reparar en el hallazgo, es probable que miles de dominicanos estuviesen considerando que el admirable y magistral Juan Bosch se adelantó al futuro, que lo que ocurre en estos momentos con Judas lo engrandece, lamentando que todo esté ocurriendo sin estar él en este mundo.

Muchos volvieron a Judas Iscariote, el calumniado, comprobando similitudes increíbles entre lo declarado y analizado por estos científicos y lo dicho por el intelectual criollo en aquel tiempo. La intuición, la acuciosidad de Bosch lo llevaron a escribir el volumen porque le parecía tan “monstruosa la acción atribuida a Judas que quiso conocer sus causas” y se adentró  durante veinte años “en un análisis exhaustivo de los Evangelios y del Libro de los Hechos de los Apóstoles”, lo que dio por resultado su celebrado libro. De lo difundido sobre Judas, que coincide con lo publicado por Bosch pueden llenarse páginas.

 “Algunos escritores, apunta Bosch, han tratado de justificar la conducta de Judas, pero sin apartarse fundamentalmente de la tremenda acusación que ha venido pesando sobre él. Se le ha llegado a considerar como instrumento de la voluntad de Dios para que se cumpliera la glorificación de su hijo. Jamás, sin embargo, se le ha librado del estigma del traidor. En pocas palabras, cuantos han tocado el tema han dado por cometida la traición”.  Bosch y los eruditos concuerdan en que la perversidad del Iscariote comienza en Juan. “En la última cena de Marcos, Judas no es el traidor. Mateo es el que le atribuye algo de culpa”, pero es Juan, según el filme, quien lo transforma de apóstol en la encarnación del mal, como un personaje siniestro y perverso.

Bosch apuntó que fue Juan “el más implacable de sus acusadores, el único que ha lanzado sobre Judas acusaciones tan tremendas como la de que era un ladrón, el único que pone en sus labios la sola frase que, de resultar cierta, se le atribuye a Judas antes de la cena pascual, el único capaz de afirmar que Jesús le dijo que quien habría  de venderle sería el Iscariote… Si no fuera por él no sabríamos ni siquiera el nombre de ese a quien persigue el denuesto de la humanidad”.  Bosch desnuda en más de un párrafo la pasión juanesca, a quien el propio Jesús bautizó Boanerges, esto es “hijo del trueno” y afirma que “ese Juan parece removido por un odio ardiente cada vez que escribe el nombre de Judas”.

Hoy que se  ha levantado este revuelo sobre Judas, el libro de Bosch seguro que será releído. Y cobra vigencia su conclusión de hace 51 años: “Todavía no se ha hecho un estudio sereno sobre la participación del Iscariote en el proceso que culminó con la crucifixión de su maestro en el cerro de las Calaveras. Vamos a tratar de llevarlo a cabo ahora, valiéndonos de los mismos documentos que han sido usados para hacer de Judas la encarnación de la vileza y la figura más execrada de toda la cristiandad”.

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