Reiteradas veces escuchamos personas reclamar a los “herederos” del profesor Juan Bosch que retornen al boschismo y aunque hacen esa petición en muchas ocasiones con buenas intenciones, la misma tiene una gran muralla que debe ser derribada para verse satisfecha a plenitud. Me refiero a la inexistencia de un código que compile, lo compilable del pensamiento político, económico, administrativo, sociológico, etc., de ese sabio latinoamericano que fundara tanto al PRD como al PLD.
Creo que esta es una labor que quienes estuvieron cerca de don Juan deberían dedicar tiempo especial, específicamente aquellos que por la natural dialéctica de la vida abandonarán en poco tiempo esta tierra y sería una lástima que como ha sucedido con otros colaboradores del Profesor, se lleven a la tumba conocimientos que las futuras generaciones necesitarán para comprender el pensamiento de Bosch.
A quienes la Providencia nos concedió el honor de desarrollarnos en escenarios donde el boschismo era asumido como doctrina vívida y no como filípica oportunista, nos es fácil recordar la posición del profesor Juan Bosch en torno al respeto a la vida. Dos episodios que deben siempre recordar quienes quieren enarbolar como estandarte ideológico el pensamiento del más noble de los políticos dominicanos, estos son:
1ero. La respuesta que diera a Malthus ante su propuesta de control de la natalidad como forma de evitar complicaciones económicas en los estados, viendo este religioso y economista al ser humano tan solo como un ente consumidor. Don Juan derrumbó el malthusianismo argumentando que cada ser humano que nace, no es tan solo una boca que consume, sino también dos manos que producen.
2do. Su jerarquización de los derechos humanos. Ésta quedó claramente establecida cuando dijo “que el primero y más importante de todos los derechos humanos es el derecho a seguir viviendo”.